Isaías
Visión profética que tuvo Isaías, hijo de Amós, en orden a las cosas de Judá y de Jerusalén , en tiempo de Ozías, de Joatán, de Acaz y de Ezequías , reyes de Judá.
Cosas que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Jerusalén y a Judá.
Porque he aquí que el soberano Señor de los ejércitos privará a Jerusalén y a Judá de todos los varones robustos y fuertes, de todo sustento de pan y de todo sustento de agua;
Y aquel día echarán mano de un solo hombre siete o muchas mujeres diciendo: Nosotras comeremos nuestro pan, y con nuestras ropas nos vestiremos, basta que nos des tu nombre, o seas esposo nuestro; líbranos de nuestro oprobio.
Ahora cantaré a mi amado la canción de mi pariente sobre su viña. Adquirió mi amado una viña en un collado muy fértil,
El año que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un solio excelso y elevado, y las franjas de sus vestidos llenaban el templo.
Y sucedió que reinando en Judá Acaz, hijo de Joatán, hijo de Ozías, vino Rasín, rey de Siria, con Facee, hijo de Romeía, rey de Israel, sobre Jerusalén para combatir contra ella, y no pudieron tomarla.
Me dijo más el Señor: Toma un pergamino grande, y escribe en él en caracteres claros e inteligibles: Date prisa a tomar los despojos, apresúrate a coger la presa.
Primero fue menos afligida la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, y después fue gravemente herida la costa del mar, la Galilea de las naciones, más allá del Jordán.
¡Ay de aquellos que establecen leyes inicuas, y escriben continuamente sentencias de injusticia,
Y saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz se elevará una flor.
Y dirás aquel día: Te daré alabanza, ¡oh Señor!, porque estabas enojado conmigo, y se alejó tu furor, y me has consolado.
Duro anuncio contra Babilonia, revelado a Isaías, hijo de Amós.
Próximo está a llegar este su tiempo, y sus días no están remotos. Porque al fin el Señor tendrá compasión de Jacob , y todavía escogerá algunos de Israel, y hará que reposen en su nativo suelo, y se incorporará con la casa de Jacob .
Duro anuncio contra Moab. Porque en una noche fue Ar, su capital, asolada, Moab ha enmudecido; porque en una noche fue aterrada la muralla, ha enmudecido Moab.
Envía, ¡oh Señor!, el cordero dominador o soberano de la tierra, desde la peña del desierto al monte de la hija de Sión.
Duro anuncio contra Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y parará en un montón de piedras, en un edificio arruinado.
¡Ay de la tierra, címbalo alado que está a la otra parte de los ríos de Etiopía,
Duro anuncio contra Egipto. He aquí que el Señor montará sobre una nube ligera, y entrará en Egipto, y a su presencia se conturbarán los ídolos de Egipto, y el corazón de Egipto se repudrirá en su pecho.
El año en que Tartán, enviado por Sargón, rey de los asirios, llegó a Azoto, y la combatió y la tomó,
Duro anuncio contra el desierto del mar. De un desierto, de una tierra horrible viene el enemigo, como vienen del abrego los torbellinos.
Duro anuncio contra el valle de la Visión, o Jerusalén . ¿Qué es lo que tú también tienes, que tu gente toda se sube a los terrados?
Duro anuncio contra Tiro. Prorrumpid en aullidos naves del mar; porque desolada ha sido la casa, o ciudad, de donde acostumbraban hacerse a la vela. De la tierra de Cetim les ha venido el aviso.
He aquí que el Señor desolará después, y despojará la tierra, y pondrá afligido el aspecto de ella, y esparcirá sus moradores.
¡Oh Señor! Tú eres mi Dios, yo te ensalzaré, y bendeciré tu Nombre; porque has ejecutado cosas maravillosas, designios antiguos y fieles o infalibles. Amén.
Aquel día será cantado este cántico en tierra de Judá: Sión es nuestra ciudad fuerte, el salvador será para ella muro y antemural.
Aquel día el Señor con su espada cortante, y grande, y fuerte, tomará cuentas a Leviatán, serpiente gruesa; a Leviatán, serpiente tortuosa; y matará la ballena, que está en el mar de este mundo.
¡Ay de la corona de soberbia de los embriagados de Efraín, de la flor caduca de la gloria y alegría de los que estaban en Samaria, en la cumbre del fertilísimo valle, dominados por el vino!
¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad que conquistó David! Pasará uno y otro año, y pasarán las solemnidades;
¡Ay de vosotros hijos rebeldes y desertores!, dice el Señor, que formáis designios sin contar conmigo; y urdís una tela, y no según mi deseo, para añadir así pecados a pecados;
¡Ay de aquellos que van a buscar socorro en Egipto, poniendo la esperanza en sus caballos, y confiando en sus muchos carros de guerra, y en su caballería, por ser muy fuerte; y no han puesto su confianza en el Santo de Israel ni han recurrido al Señor!
Sabed que un rey de Judá reinará con justicia, y sus magistrados gobernarán con rectitud.
¡Ay de ti, Sennaquerib, que saqueas a los otros! Que, ¿no serás tú también saqueado? Y tú que desprecias, ¿no serás también despreciado? Cuando acabes el saqueo, serás tú saqueado; cuando ya cansado dejes de menospreciar, serás tú menospreciado.
Venid acá, oh naciones, y escuchad; pueblos, estad atentos; oiga la tierra y toda su población; la tierra toda y cuanto en ella vive.
Entonces la región desierta e intransitable se alegrará y saltará de gozo la soledad, y florecerá como lirio.
Y sucedió que el año decimocuarto del reinado de Ezequías , Sennaquerib, rey de los asirios, puso sitio a todas las ciudades fortificadas de Judea, y se apoderó de ellas.
Y cuando lo oyó el rey Ezequías rasgó sus vestidos, se vistió de saco o cilicio, y entró en la casa del Señor;
En aquellos días, Ezequías enfermó de muerte; y entró a visitarlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: Esto dice el Señor: Dispón de las cosas de tu casa; porque vas a morir, y estás al fin de tu vida.
Por aquel tiempo Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia envió embajadores con cartas y presentes a Ezequías , por haber sabido que había estado enfermo y que había convalecido.
Consuélate, oh pueblo mío, consuélate, porque he aquí lo que me ha dicho vuestro Dios:
Callen ante mí las islas, y tomen nuevas fuerzas las gentes; acérquense, y hablen después, y entremos juntos en juicio:
He aquí mi siervo, yo estaré con él; mi escogido, en quien se complace el alma mía; sobre él he derramado mi espíritu; él mostrará la justicia a las naciones.
Y ahora he aquí lo que dice el Señor, Creador tuyo, ¡oh Jacob !; el que te formó, ¡oh Israel! No temas; pues yo te redimí y te llamé por tu nombre: Tú eres todo mío.
Ahora bien, escucha, ¡oh Jacob , siervo mío!, y tú, ¡oh Israel!, a quien escogí.
Esto dice el Señor a mi ungido Ciro, a quien he tomado de la mano, para sujetar a él las naciones y hacer volver las espaldas a los reyes, y para abrir delante de él las puertas, sin que ninguna pueda resistirle.
Bel está hecho pedazos: Nabo queda reducido a polvo; sus simulacros hechos trozos sirven de carga para las bestias y animales; cargas que con su grave peso os abruman a vosotros.
Entonces dirán a Babilonia: ¡Oh tú virgen, hija de Babilonia!, desciende y siéntate sobre el polvo, siéntate en el suelo; ya no hay más trono para la hija de los caldeos; no te llamarán en adelante tierna y delicada.
Oíd estas cosas los de la casa de Jacob , vosotros que os apellidáis con el nombre de Israel y venís de la estirpe de Judá; vosotros que juráis en el nombre del Señor, y hacéis mención del Dios de Israel, mas no con verdad ni con justicia;
¡Oíd, islas, y atended, pueblos distantes! El Señor me llamo desde el vientre de mi madre; se acordó o declaró mi nombre cuando yo estaba aún en el seno materno.
Esto dice el Señor: ¿Qué libelo de repudio es ése, con el cual he desechado a vuestra madre? ¿O quién es ese acreedor mío, a quien os he yo vendido? Tened entendido que por vuestras maldades habéis sido vendidos, y que por vuestros crímenes he repudiado yo a vuestra madre.
Escuchadme, vosotros los que seguís la justicia y buscáis al Señor: Atended a la cantera de donde habéis sido cortados, al manantial de que habéis salido.
Levántate, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo.
Mas ¡ay! ¿quién ha creído, o creerá a nuestro anuncio? ¿Y a quién ha sido revelado ese Mesías, brazo o virtud del Señor?
Regocíjate, pues, ¡oh estéril!, tú que no pares; canta himnos de alabanza y de júbilo tú que no eres fecunda, porque ya son muchos más los hijos de la que había sido desechada, que los de aquella que tenía marido, dice el Señor.
Sedientos, venid todos a las aguas; y vosotros que no tenéis dinero apresuraos, comprad y comed; venid, comprad sin dinero y sin ninguna otra permuta vino y leche.
Esto dice el Señor: Osbervad las reglas de la equidad, y practicad la justicia; porque la salvación que yo envío, está para llegar, y va a manifestarse mi justicia.
Entretanto el Justo perece, y no hay quien reflexione sobre esto en su corazón, y son arrebatados los hombres piadosos, sin que nadie los sienta; siendo así que para libertarles de los males, es el Justo arrebatado de este mundo.
Clama, pues, ¡oh Isaías!, no ceses: Has resonar tu voz como una trompeta, y declara a mi pueblo sus maldades, y a la casa de Jacob sus pecados;
Porque mirad que no se ha encogido la mano del Señor, para que ella no pueda salvar; ni se le han entupido sus oídos, para no poder oír vuestros clamores;
¡Levántate, oh Jerusalén !, recibe la luz; porque ha venido tu lumbrera y ha nacido sobre ti la gloria del Señor.
A este fin ha reposado sobre mí el espíritu del Señor; porque el Señor me ha ungido, y me ha enviado para hablar a los mansos y humildes, para curar a los de corazón contrito, y predicar la redención a los esclavos, y la libertad a los que están encarcelados;
Yo no me estaré, pues, callado; sin cesar rogaré a favor de Sión; por amor de Jerusalén no he de sosegar hasta tanto que su Justo nazca como la luz del día, y resplandezca su Salvador cual brillante antorcha.
¿Quién es ése que viene de Edom o Idumea, y de Bosra con las vestiduras teñidas de sangre? Ese tan gallardo en su vestir, y en cuyo majestuoso andar se descubre su gran fortaleza? Yo soy, responderá, el que predicó la justicia, y soy el protector que doy la salud a los hombres.
¡Oh, si rasgarás los cielos, y descendieras! A tu presencia se derretirían como cera los montes.
Han venido a buscarme aquellos que antes no preguntaban por mí, me han hallado aquellos que no me buscaron. Yo he dicho a una nación que no invocaba mi Nombre: Aquí estoy, heme aquí.
Esto dice el Señor: El cielo es mi solio, y la tierra peana de mis pies: ¿Qué casa, pues, es esa que vosotros edificaréis para mí, y cuál es aquel lugar donde he de fijar mi asiento?