Jeremías
Palabras o profecías de Jeremías, hijo de Helcías, uno de los sacerdotes que habitaban en Anatot, ciudad de la tierra o tribu de Benjamín.
Y me habló el Señor, y me dijo:
Comúnmente se dice: Si un marido repudia a su mujer, y ella separada de éste toma otro marido, ¿acaso volverá jamás a recibirla? ¿No quedará la tal mujer inmunda y contaminada? Tú, es cierto, que has pecado con muchos amantes. Esto no obstante vuélvete a mí, dice el Señor, que yo te recibiré.
¡Oh Israel, si te has de convertir de tus extravíos, conviértete a mí de corazón, dice el Señor! Si quitas tus escándalos o ídolos de mi presencia, no serás removido de tu tierra.
Recorred las calles de Jerusalén . Ved y observad, y buscad en sus plazas si encontráis un hombre que obre lo que es justo, y que procure ser fiel; y si lo halláis, yo usaré con ella de misericordia.
Esforzaos, ¡oh hijos de Benjamín!, en medio de Jerusalén , y tocad el clarín de guerra en Tecua, y alzad una bandera sobre Betacarem; porque hacia el septentrión se deja ver un azote y una calamidad grande.
Palabras que habló el Señor a Jeremías, diciendo:
En aquel tiempo, dice el Señor, arrojarán los caldeos fuera de los sepulcros los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los que habitaron en Jerusalén .
¿Quién dará agua a mi cabeza, y hará de mis ojos dos fuentes de lágrimas para llorar día y noche la muerte que se ha dado a tantos moradores de la hija de mi pueblo, o de Jerusalén ?
Oíd los de la casa de Israel las palabras que ha hablado el Señor acerca de vosotros.
Palabras que dirigió el Señor a Jeremías, diciendo:
Verdaderamente, Señor, conozco que tú eres justo, aunque yo ose pedirte la razón de algunas cosas. A pesar de eso yo te diré una queja mía al parecer justa: ¿por qué motivo a los impíos todo les sale prósperamente, y lo pasan bien todos los que prevarican y obran mal?
El Señor me habló de esta manera: Ve y cómprate una faja de lino, y cíñete con ella, y no dejes que toque el agua.
Palabras que habló el Señor a Jeremías sobre el suceso de la sequedad.
Entonces me dijo el Señor: Aun cuando Moisés y Samuel se me pusiesen delante, no se doblaría mi alma a favor de este pueblo; arrójalos de mi presencia, y vayan fuera.
Me habló después el Señor, diciéndome:
El pecado de Judá está escrito con punzón de hierro, y grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y en los lados de sus sacrílegos altares.
Orden dada a Jeremías por el Señor, diciendo:
Me dijo también el Señor: Anda y lleva contigo una vasija de barro, obra del alfarero, y algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes;
Y Fasur, hijo o descendiente del sacerdote Emmer, y que era uno de los prefectos de la casa del Señor, oyó a Jeremías que profetizaba tales cosas.
He aquí lo que respondió el Señor a Jeremías, cuando el rey Sedecías le envió a decir por Fasur, hijo de Melquías, y por el sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, lo siguiente:
Esto dice el Señor: Anda, ve a la casa del rey de Judá, y le hablarás allí en estos términos,
¡Ay de los pastores que arruinan y despedazan el rebaño de mi dehesa!, dice el Señor.
Me mostró el Señor una visión, y vi dos canastillos llenos de higos puestos en el atrio delante del templo del Señor, después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había transportado de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, y a sus cortesanos, y a los artífices, y a los joyeros.
Profecía que se reveló a Jeremías, acerca de todo el pueblo de Judá, en el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá; que es el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia;
En el principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, me habló el Señor en estos términos:
Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, el Señor habló a Jeremías de esta manera:
En aquel mismo año, al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el quinto mes del año cuarto, Hananías, hijo de Azur, profeta falso de Gabaón, me dijo en el templo del Señor en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que quedaban entre los cautivos transportados a Babilonia, y a los sacerdotes, y a los profetas, y a todo el pueblo transportado por Nabucodonosor desde Jerusalén a Babilonia.
Habló el Señor a Jeremías, diciendo:
En aquel tiempo, dice el Señor, yo seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo.
Palabras que el Señor habló a Jeremías el año décimo de Sedecías, rey de Judá, que corresponde al año decimoctavo de Nabucodonosor.
Segunda vez el Señor habló a Jeremías, estando éste todavía preso en el patio de la cárcel, y dijo:
Palabras dichas por el Señor a Jeremías cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra, y pueblos que estaban bajo su dominio, hacían guerra contra Jerusalén y contra todas sus ciudades.
Palabras que el Señor dirigió a Jeremías en tiempo de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, diciéndole:
Corriendo el año cuatro de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, el Señor habló a Jeremías, y le dijo:
Entró a reinar Sedecías, hijo de Josías, en lugar de Jeconías, hijo de Joakim, habiendo sido establecido rey de Judá por Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Pero Safatías, hijo de Matán, y Gedelías, hijo de Fasur, y Jucal, hijo de Selemías, y Fasur, hijo de Melquías, habían oído las palabras que Jeremías predicaba a todo el pueblo diciendo:
En el año noveno de Sedecías, rey de Judá, en el décimo mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén , y le puso sitio.
Palabra o profecía que el Señor manifestó a Jeremías, después que Nabuzardán, general del ejército, le envió libre desde Rama, cuando le llevaba atado a la cadena, confundido en medio de los demás que salían de Jerusalén y de Judá, y eran conducidos cautivos a Babilonia.
Mas sucedió que al séptimo mes vino Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisama, que era de estirpe real, y los grandes del rey, con diez hombres atrevidos y valientes, a encontrar a Godolías, hijo de Ahicam, en Masfat, y comieron allí con él.
Y vinieron todos los oficiales de la milicia, y Johanán, hijo de Caree, y Jezonías, hijo de Osaías, y el resto del pueblo, pequeños y grandes,
Y así que Jeremías hubo concluido de hablar al pueblo todas las palabras del Señor Dios de ellos, palabras todas que el Señor Dios suyo le había enviado a decirles,
Palabra de Dios anunciada a todos los judíos que habitaban en tierra de Egipto, en Mágdalo, y en Tafnis, y en Memfis, y en la tierra de Fatures, por boca del profeta Jeremías, el cual decía:
Palabra que dijo el profeta Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, cuando éste escribió en el libro aquellas cosas que le dictó Jeremías, en el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá. Dijo Jeremías:
Palabras que dijo el Señor a Jeremías profeta contra las naciones.
Palabra que el Señor dijo a Jeremías, profeta, contra los filisteos, antes que el faraón se apoderase de Gaza.
Esto dice contra Moab el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Desdichada Nabo!, devastada ha sido y abatida. Tomada ha sido Cariataím; la ciudad fuerte avergonzada está y temblando.
Profecía contra los hijos de Amón. Esto dice el Señor: Pues qué ¿no tiene hijos Israel, o está acaso sin heredero? ¿Por qué, pues, Melcom se ha hecho dueño de Gad, su pueblo, y está habitando en las ciudades de esta tribu?
Palabra que habló el Señor acerca de Babilonia y del país de los caldeos, por boca del profeta Jeremías.
Esto dice el Señor: He aquí que yo levantaré un viento pestífero o destructor contra Babilonia y sus moradores, los cuales se han levantado contra mí.
Veintiún años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén . Su madre se llamaba Amital, hija de Jeremías de Lobna.