Isaías, 42
[1] He aquí mi siervo, yo estaré con él; mi escogido, en quien se complace el alma mía; sobre él he derramado mi espíritu; él mostrará la justicia a las naciones. •
[2] Mansísimo y modesto no voceará, ni será aceptador de personas; no se oirá en la calle su voz.
El Siervo cumple su misión transformando a los individuos.
[3] La caña cascada no la quebrará ni apagará el pabilo que aún humea; ejercerá el juicio conforme a la verdad. •
Al contrario fortalecerá a los débiles e iluminará a los ignorantes.
[4] No será melancólico su aspecto ni turbulento mientras se establezca en la tierra la justicia; y de él esperarán la ley divina las islas. •
[5] Estas cosas dice el Señor Dios que creó y extendió los cielos; el que da el ser a la tierra y a cuanto en ella brota; el que da respiración a los pueblos que la habitan, y aliento a los que caminan por ella.
Naciones.
[6] Yo el Señor te he llamado por amor o celo de la justicia, te he tomado por la mano, y te he preservado; te he puesto para ser el reconciliador del pueblo y luz de las naciones; •
Dice Dios a su enviado.
[7] para que abras los ojos de los ciegos, y saques de la cárcel a los encadenados, y de la estancia de los presos a los que yacen entre tinieblas. •
[8] Yo soy el Señor. Este es mi nombre. La gloria mía no la cederé a otro, ni el honor mío a los vanos simulacros de los ídolos. •
[9] Las cosas anteriores que predije, ya véis que se han cumplido; ahora yo anuncio otras nuevas; y os las revelo a vosotros antes de que sucedan. •
[10] Cantad al Señor un nuevo cántico, publicad sus alabanzas hasta los últimos confines de la tierra; vosotros que navegáis por la vasta extensión de los mares, y vosotras, ¡oh islas! y todos sus moradores. •
[11] Levántese alegre el desierto con todas sus ciudades. Cedar habitará en hermosas casas. Moradores de Petra, cantad alabanzas al Señor, alzad la voz desde la cumbre de los montes. •
El árabe que vivía en tiendas de campaña.
Capital de la Arabia.
[12] Ellos darán gloria al Señor, y publicarán en las islas, o naciones remotas, sus alabanzas.
[13] Porque el Señor saldrá afuera como un invencible campeón; como un fuerte guerrero excitará su celo; dará voces y calmará; prevalecerá contra sus enemigos. •
[14] Hasta ahora, dirá el, estuve siempre callado, guardé silencio, fui misericordioso; mas ya como voces de mujer que está de parto, así serán las mías: Desolaré y devoraré de un golpe a todos mis enemigos. •
[15] Yo arrasaré los montes y collados frondosos, y agostaré todas sus hierbas, y convertiré en islas los ríos, y secaré los estanques. •
[16] Y guiaré a los ciegos a un camino que no saben, y les haré andar por sendas que no conocen; convertiré delante de sus ojos las tinieblas en luz, y los caminos torcidos en vías rectas; tales cosas haré en su favor, y jamás los desampararé. •
[17] Pero ellos apostatarán y quedarán cubiertos de confusión los que ponen su confianza en los simulacros de los ídolos; los que dicen a las estatuas que han fundido: Vosotros sois nuestros dioses. •
[18] Oíd, ¡oh sordos!, y vosotros, ciegos, abrid los ojos para ver. •
[19] ¿Y quién es el ciego, sino Israel siervo mío? ¿Y quién el sordo, sino aquel a quien envíe mis mensajeros? ¿Quién es el ciego, sino el que se ha vendido al enemigo? ¿Y quién es el ciego, sino el siervo del Señor? •
Y era antes siervo mío muy favorecido.
[20] Tú que ves tantas cosas vaticinadas por mis profetas, ¿cómo no reflexionas sobre ellas? Tú que tienes abiertas las orejas, ¿cómo no escuchas? •
[21] Y eso que el Señor le tuvo a Israel buena voluntad, escogiéndolo para santificarlo y para dar a conocer la grandeza y excelencia de su santa ley.
[22] Mas ese mismo pueblo mío es saqueado y devastado; presos han sido todos sus jóvenes, encerrados en las cárceles; arrebatados han sido, sin que haya quien los libre; robados, y no hay quien diga: Restitúyelos. •
[23] ¿Quién hay entre vosotros que escuche, y atienda, y piense en lo que ha de venir?
[24] ¿Quién ha abandonado a Jacob e Israel, para que sea presa de los que le han saqueado? ¿No es el mismo Señor contra quien hemos pecado no queriendo seguir sus caminos, ni obedecer su ley? •
[25] Por eso ha descargado el Señor sobre este pueblo su terrible indignación, y le hace una guerra atroz y le ha pegado fuego por todos sus costados, y ni por eso cayó Israel en la cuenta; y le ha entregado a las llamas, y con todo no ha entrado en conocimiento de sus culpas. •