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Isaías, 17


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[1] Duro anuncio contra Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y parará en un montón de piedras, en un edificio arruinado.

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Damasco era la capital de la Siria. Esta profecía se dirige a todo el reino.

[2] Las ciudades de Aroer serán abandonadas a los ganados, que tendrán allí sus apriscos, y no habrá quien los espante.

[3] Y Efraín perderá su sostén, y se acabará el reino de Damasco, y será de los restos de la Siria lo que de los hijos gloriosos de Israel: Perecerán, dice el Señor de los ejércitos.

[4] Pues aquel día se marchitará la gloria de la casa de Jacob , y desaparecerá la gordura de su carne.

[5] Y sucederá como cuando uno en la siega reúne las espigas que quedaron, y las coge con su mano; o como el que las rebusca en el valle de Rafaín,

[6] y sólo quedará de él como uno que otro racimo de rebusca, y como después de sacudido el olivo quedan dos o tres aceitunas en la punta de una rama, o bien cuatro o cinco en lo alto de la rama fructífera, dice el Señor Dios de Israel.

[7] Aquel día se humillará el hombre delante de su hacedor, y sus ojos se volverán a mirar al Santo de Israel;

[8] y no se postrará ante los altares que fueron obra de sus manos, y no hará caso alguno de los bosques y templos de los ídolos, que por él fueron construidos.

[9] Aquel día serán abandonadas sus ciudades fortificadas, como lo fueron los arados y las mieses a la llegada de los hijos de Israel; del mismo modo serás tú, ¡oh Samaria!, desamparada.

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Cuando huían aterrorizados los cananeos. Js. 2, 9; 5, 1.

[10] Por cuanto olvidaste a Dios tu salvador y no te acordaste de tu poderoso defensor, por esto plantarás planta buena y sembrarás simiente que servirá para una gente extraña.

[11] Y de aquello que tú plantaste salió uva silvestre, y temprano floreció tu simiente; pero te es arrebatada la mies cuando debía recogerse, lo cual te causará una gran pena.

[12] ¡Ay de esos pueblos, semejantes a las innumerables olas del mar embravecido y de ese tumultuoso ejército, parecido al ruido de impetuosas aguas!

[13] Los pueblos moverán un ruido, como las aguas de una inundación; pero Dios los reprenderá, y ellos huirán lejos; serán dispersados como lo es el polvo sobre los montes al soplo del viento, y como un torbellino de polvo es arrebatado en la tempestad.

[14] ¡Al tiempo de la tarde no veis qué espanto causaban! Viene la mañana, y ya no existen. Tal es la paga que tendrán los que nos devastaron, tal la suerte futura de los que nos han saqueado.

Isaías, 17