Job
Había en el país de Hus un varón célebre llamado Job, hombre sencillo y recto y temeroso de Dios, que se apartaba del mal.
Y sucedió que otro día comparecieron los hijos de Dios a la presencia del Señor, y asimismo Satanás se halló entre ellos, y se puso en su presencia.
Después de esto abrió Job su boca, y echó la maldición al día de su nacimiento ,
Entonces Elifaz de Temán, rompiendo el silencio, dijo:
Llama, pues, algún defensor tuyo, si es que hay quien te responda, y vuelve tu vista a alguno de los santos.
Pero Job respondió y dijo:
La vida del hombre sobre la tierra es una perpetua guerra; y sus días son como los de un infeliz jornalero.
Tomando entonces la palabra Baldad de Suhá, dijo:
Replicando a esto Job, dijo:
Tedio me causa ya el vivir. Soltaré mi lengua, aunque sea contra mí; hablaré en medio de la amargura de mi alma.
Aquí Sofar de Naamat, tomando la palabra dijo:
Replicando Job a esto, dijo:
Todas estas cosas las han visto mis ojos y escuchado mis oídos y una por una las tengo comprendidas;
El hombre nacido de mujer vive corto tiempo, y está atestado de miserias.
Entonces Elifaz de Temán, tomando la palabra dijo:
Y respondiendo Job, dijo:
Mi espíritu se va extenuando; se acortan mis días, y sólo me resta el sepulcro.
Entonces Baldad de Suhá, tomó la palabra y dijo:
Replicando Job a esto, dijo:
Tomó la palabra Sofar de Naamat, y dijo:
Replicando a esto Job, dijo:
Aquí tomando la palabra Elifaz de Temán, dijo:
Replicando a esto Job, dijo:
Al Todopoderoso están presentes los tiempos, mas los hombres, aun los que le conocen y sirven, ignoran cuáles son sus días.
Entonces Baldad de Suhá habló a Job en estos términos:
A esto replicó Job, diciendo:
Prosiguió todavía Job su parábola, y dijo:
La plata tiene sus veneros o vetas en las minas, y el oro tiene lugar donde se forma.
Añadió también Job, continuando su parábola, y dijo:
Mas ahora hacen burla de mí unos mozalbetes, a cuyos padres me hubiera desdeñado de ponerlos con los mastines de mis rebaños;
Desde joven hice pacto con mis ojos de no mirar, ni siquiera pensar con mal fin en una virgen.
En fin, aquellos tres hombres cesaron de responder a Job, viéndolo tan resuelto a tenerse por justo.
Oye, pues, oh Job, mis palabras, y está atento a todas mis palabras.
Continuando Eliú su discurso, añadió lo siguiente:
Prosiguiendo Eliú su razonamiento, dijo:
Continuó Eliú hablando, y dijo:
Por esto se estremeció mi corazón, y como que saltó de su lugar.
Entonces el Señor desde un torbellino habló a Job, diciendo:
¿Por ventura, oh Job, tienes noticias del tiempo en que las cabras monteses dan a luz entre las breñas, o has observado las ciervas al tiempo de su parto?
Añadió después el Señor, y dijo a Job:
¿Podrás tú tampoco pescar y sacar fuera con anzuelo a leviatán o cocodrilo, y atar con una cuerda su lengua?
Entonces Job, respondiendo al Señor, dijo: