Ester
En tiempo del rey Asuero, que reinó desde la India hasta la Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias,
Pasadas así estas cosas, luego de calmada la cólera del rey Asuero, se acordó éste de Vasti, y de lo que había hecho, y de su castigo.
Después de esto el rey Asuero ensalzó a Amán hijo de Amadati, que era del linaje de Agag, y le dio asiento superior al de todos los grandes señores, que tenía cerca de él.
Habiendo sabido esto Mardoqueo, rasgó sus vestidos, y se vistió de un saco o cilicio, esparciendo ceniza sobre su cabeza; y en medio de la plaza de la ciudad clamaba en alta voz, manifestando la amargura de su corazón;
Al tercer día se vistió Ester las vestiduras reales, y presentándose en la habitación interior del rey, se paró en la antecámara de la sala en que estaba el rey sentado en su trono, colocado en el fondo de la sala, frente a la puerta.
Pasó el rey aquella noche sin dormir; por lo que mandó que le trajesen las historias y los anales del tiempo pasado. Leyéndoselos,
Entró, pues, el rey, acompañado de Amán, al convite de la reina.
Aquel mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa y los bienes de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey; por cuanto Ester le declaró que era su tío paterno.
En efecto, a los trece días del mes duodécimo, que como hemos dicho arriba, se llamaba Adar, cuando estaba dispuesta la mortandad de todos los judíos, y sus enemigos ardían en sed de su sangre, trocada la suerte, comenzaron los judíos a prevalecer, y a tomar venganza de sus contrarios.
El rey Asuero había hecho tributaria toda la tierra con todas las islas del mar;
El año cuarto del reinado de Tolomeo y de Cleopatra, Dositeo, que se decía sacerdote u de la estirpe de Leví, y Tolomeo, su hijo, trajeron esta carta del Furim, la que aseguraron haber sido traducida en Jerusalén por Lisímaco, hijo de Tolomeo.
Estaba entonces Mardoqueo en el palacio del rey con Bagatán y Tarés, eunucos del rey, a cargo de los cuales estaban las puertas de palacio;
El tenor de la carta de Amán contra los judíos era éste: El muy grande rey Artajerjes que reina desde la India hasta la Etiopía, a los principales y gobernadores de las ciento veintisiete provincias que están sujetas a su imperio, salud.
Asimismo la reina Ester, aterrada del peligro inminente, recurrió al Señor,
Y le envió a decir Mardoqueo a Ester que se presentase al rey, e intercediese por su pueblo y por su patria:
El gran Artajerjes, rey desde la India hasta la Etiopía, a los gobernadores y príncipes de las ciento veintisiete provincias que obedecen a nuestro imperio, salud.