Job, 15
[1] Entonces Elifaz de Temán, tomando la palabra dijo: •
[2] ¿Es posible que un hombre sabio respondiese como tú, echando palabras al aire, y encendiendo el fuego de la ira en su pecho? •
[3] Tú, con tus palabras, arguyes al Señor, que no es ningún igual tuyo, y hablas de un modo que no puede serte provechoso. •
[4] Cuanto es de tu parte has desterrado el temor de Dios; y las oraciones que deben hacérsele. •
[5] Porque la iniquidad tuya ha dirigido tu lengua, y vas imitando el habla de los blasfemos. •
[6] De suerte que serán tus propias palabras, y no yo, las que te condenarán; y por aquello mismo que han proferido tus labios, serás condenado.
[7] ¿Naciste tú por ventura el primer hombre del mundo, y fuiste formado antes que los montes? •
[8] ¿Has entrado acaso en el consejo de Dios, o será inferior a la tuya su infinita sabiduría? •
[9] ¿Qué es lo que sabes tú que nosotros ignoremos? ¿Qué alcanzas que no sepamos?
[10] También hay entre nosotros hombres de mucha edad y ancianos respetables, mucho más avanzados en días que tus padres. •
[11] ¿Acaso sería difícil a Dios consolarte? Pero lo estorban tus perversas palabras. •
[12] ¿Por qué se engríe tu corazón, y como hombre que atónito medita grandes cosas tienes fijos los ojos? •
[13] ¿Por qué tu ánimo está hinchado contra Dios, hasta proferir tu boca tales expresiones?
[14] ¿Qué es el miserable hombre para que pueda ser inmaculado; y cómo, siendo nacido de mujer, ha de aparecer justo? •
Raíz ya infecta por el pecado original. Un hombre no la humanidad.
[15] Mira cómo ni aun entre sus mismos santos ninguno es acá inmutable, y ni los cielos están limpios a sus ojos. •
[16] ¿Cuánto más un hombre inútil y abominable, que se bebe como agua la maldad? •
[17] Oyeme, pues, yo te convenceré; te contaré aquello que he visto. •
[18] Los sabios publican lo que saben y no ocultan lo que han aprendido de sus padres o mayores. •
[19] A los cuales solos fue dada esta tierra, y nunca los extranjeros hallaron paso por medio de ellos. •
[20] Al impío toda su vida le acompaña y engríe la soberbia, aunque sea tan incierto el número de años que durará su tiranía. •
[21] Siempre suena en sus oídos un estruendo que le aterra; y en el seno de la paz él sospecha siempre traiciones.
[22] Cuando está entre las tinieblas de la noche, no cree que pueda volver a ver la luz, imaginándose rodeado de espadas.
[23] Si se mueve para buscar alimento, cree que el negro día de la muerte está en el bocado que tiene en su mano. •
[24] El temor de la tribulación le llena de terror, y desastres imaginarios le rodean y desasosiegan, como a un rey que se dispone a dar una batalla.
[25] Y es que alzó su mano contra Dios, y se creyó bastante fuerte contra el Todopoderoso. •
[26] Corrió contra él erguido el cuello y armado de inflexible soberbia. •
[27] Tiene llena de gordura su cara, y rebosa la grasa en sus costados. •
Víctima sacrificada a la justicia divina. Dt. 32, 15.
[28] Vino a morar en ciudades asoladas y casas desiertas, que estaban reducidas a montones de piedras. •
[29] No se enriquecerá, y aun los bienes que tenga no durarán; ni echará raíces en la tierra.
[30] Estará siempre en tinieblas; sus descendientes serán consumidos por el fuego; y perecerá con el aliento solo de la boca del Todopoderoso. •
[31] Engañado de un vano error, no creerá que pueda ser redimido por ningún rescate. •
[32] Antes que llegue el término de sus días morirá, y se secarán sus manos. •
[33] Le sucederá lo que a la vid, cuyos racimos se pierden estando en cierne; y como al olivo, cuya flor cae en tierra. •
[34] Porque la familia del hipócrita será estéril y el fuego devorará la morada de aquellos que se dejan ganar por regalos. •
[35] Concibió penas y parió maldades, y su corazón está urdiendo fraudes. •