Ester, 9
[1] En efecto, a los trece días del mes duodécimo, que como hemos dicho arriba, se llamaba Adar, cuando estaba dispuesta la mortandad de todos los judíos, y sus enemigos ardían en sed de su sangre, trocada la suerte, comenzaron los judíos a prevalecer, y a tomar venganza de sus contrarios. •
Por las nuevas órdenes del rey, se invirtió la situación.
[2] Se juntaron, pues, en todas las ciudades, villas y lugares para acometer a sus enemigos y perseguidores; y nadie osó resistirles; porque estaban todos los pueblos poseídos del miedo de su poder y valimiento.
[3] Pues aun los magistrados de las provincias, los gobernadores e intendentes, y todos los constituidos en dignidad, que en cada lugar presidían las obras, daban la mano a los judíos por temor de Mardoqueo, •
[4] que sabían ser el valido de la corte, y gozar de extraordinaria privanza; por lo que la fama de su nombre iba creciendo cada día, y andaba volando de boca en boca por todas partes.
[5] Con esto los judíos hicieron un gran estrago y mortandad en sus enemigos; ejecutando aquello mismo que tenían éstos tramado contra el pueblo judaico.
[6] Tanto, que en Susán mismo mataron a quinientos hombres, sin contar diez hijos de Amán, descendientes de Agag, el enemigo de los judíos, cuyos nombres son éstos: •
[7] Farsandata, Delfón, y Esfata,
[8] Forata, Adalía, Aridata,
[9] Permesta, Arisai, Aridai, y Jezata.
[10] Después de haberles quitado la vida, no quisieron saquear ni tocar nada de sus bienes. •
[11] Inmediatamente dieron cuenta al rey del número de los que habían sido muertos en Susán.
[12] El cual dijo a la reina: En la ciudad de Susán los judíos han muerto a quinientos hombres, además de los diez hijos de Amán; ¿cuán grande, pues, juzgas que será la mortandad que habrán hecho en todas las provincias? ¿Qué más pides, o qué otra cosa quieres que yo mande?
[13] Si es del agrado del rey, respondió ella, dése facultad a los judíos para que hagan también mañana lo que han hecho hoy en Susán; y que los cadáveres de los diez hijos de Amán sean colgados en patíbulos. •
[14] Y mandó el rey que así se hiciese; e inmediatamente se fijó en Susán el edicto, y fueron colgados los diez hijos de Amán.
[15] Reunidos los judíos el día catorce del mes de Adar, mataron en Susán hasta trescientos hombres; mas tampoco saquearon sus bienes.
[16] Asimismo en todas las provincias sujetas al dominio del rey, los judíos pelearon por defender sus vidas, matando a sus enemigos y perseguidores, en tanto número que llegó a setenta y cinco mil el de los muertos, sin que nadie tocase cosa alguna de sus bienes. •
[17] El día trece del mes de Adar fue el primero de la mortandad en todas partes, y el día catorce cesó el estrago; este día determinaron que fuese día de fiesta solemne, y se celebrase de allí en adelante perpetuamente con banquetes, regocijos y convites.
[18] Los que ejecutaron la mortandad en la ciudad de Susán emplearon en ella los días trece y catorce de dicho mes, y cesaron de matar el quince; y por eso establecieron que este día se solemnizase con banquetes y regocijos.
[19] Mas los judíos que moraban en villas sin muros y en aldeas, señalaron el día catorce del mes de Adar para los convites y alegrías; de modo que hacen en él gran fiesta, y se regalan recíprocamente platos de viandas y manjares. •
[20] Cuidó, pues, Mardoqueo de escribir todas esas cosas en una carta o libro, que envió a los judíos que habitaban en todas las provincias del rey, así vecinas como remotas,
[21] para que observasen como días festivos el catorce y el quince del mes de Adar, y los celebrasen siempre cada año con solemne honor; •
[22] por cuanto en tales días los judíos tomaron venganza de sus enemigos, y el llanto y tristeza se les convirtieron en júbilo y alegría; y así estos días eran días de banquetes y regocijos, en que debían enviarse mutuamente parte de los manjares, y regalar algo a los pobres.
[23] Establecieron, pues, los judíos una fiesta solemne, conforme a lo que habían comenzado a practicar en este tiempo, y les había prescrito Mardoqueo en su carta;
[24] en memoria de que Amán, hijo de Amadati, del linaje de Agag, enemigo y perseguidor de los judíos, maquinó contra ellos el atentado de matarlos y exterminarlos; echó para eso el Fur, que es lo mismo que suerte en nuestra lengua. •
[25] Mas después Ester se presentó al rey, suplicando que desbaratase los designios de Amán, mediante una carta y orden del rey, y que el mal que había tramado contra los judíos recayese sobre su cabeza. Y al fin así a Amán como a sus hijos los pusieron en una cruz. •
[26] Desde entonces se llaman estos días Furim, este es, de las Suertes; por cuanto el Fur, esto es, la suerte, fue echada en la urna. Todos estos sucesos se contienen en el volumen de aquel escrito, es a saber, de este libro. •
[27] Y en memoria de lo que padecieron, y de la feliz mudanza que sobrevino se obligaron los judíos por sí y por sus descendientes, y por todos los que quisieren agregarse a su religión, a no permitir que ninguno pase estos dos días sin solemnizarlos, según aparece de este escrito, y lo pide el tiempo señalado de año en año. •
[28] Estos son días que jamás serán puestos en olvido, y que se celebrarán de generación en generación en todas las provincias de la tierra; y no hay ciudad alguna en que los días de Furim, esto es, de las Suertes, no sean guardados por los judíos y por la descendencia de los que se obligaron a estas ceremonias. •
[29] Y la reina Ester, hija de Abihail, y Mardoqueo, judío, escribieron todavía una segunda carta, a fin de que con el mayor esmero quedase establecido este día solemne para lo sucesivo; •
[30] y la enviaron a todos los judíos que moraban en las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, para que viviesen en dichosa paz, y fuesen fieles en la promesa, •
[31] observando los días de las Suertes, y celebrándolos a su tiempo con demostraciones de gozo. Se obligaron, pues, los judíos, conforme a lo prescrito por Mardoqueo y Ester, a observar ellos y sus descendientes los ayunos y clamores a Dios y demás ceremonias de los días de las Suertes, •
[32] y todo cuanto contiene la historia en este Libro, que se titula Ester.