Jeremías, 17
[1] El pecado de Judá está escrito con punzón de hierro, y grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y en los lados de sus sacrílegos altares. •
[2] Ya que sus hijos se han acordado de sus altares dedicados a los ídolos, y de sus bosques, y de los árboles frondosos que hay en los altos montes, •
[3] y ofrecen sacrificios en los campos; yo entregaré al saqueo tu hacienda, y todos tus tesoros y tus lugares excelsos en que adoras a los ídolos, por causa de los pecados cometidos por ti, ¡oh Judá!, en todas tus tierras. •
[4] Y quedarás despojada de la herencia que te había yo dado; y te haré esclava de tus enemigos en una tierra desconocida de ti, porque tú has encendido el fuego de mi indignación, que arderá eternamente. •
[5] Esto dice el Señor: Maldito sea el hombre que confía en otro hombre, y no en Dios, y se apoya en un brazo de carne miserable, y aparta del Señor su corazón. •
[6] Porque será semejante a los tamariscos o retama del árido desierto, y no se aprovechará del bien cuando venga, sino que permanecerá en la sequedad del desierto, en un terreno salobre e inhabitable. •
[7] Al contrario, bienaventurado el varón que tiene puesta en el Señor su confianza, y cuya esperanza es el Señor.
[8] Porque será como el árbol transplantado junto a las corrientes de las aguas, el cual extiende hacia la humedad sus raíces, y así no temerá la sequedad cuando venga el estío. Y estarán siempre verdes sus hojas, y no le hará mella la sequía, y jamás dejará de producir fruto. •
Oráculo contra la idolatría. Je. 16, 16-18.
[9] Pero ¡ah!, perverso y falaz es el corazón de todos los hombres, e impenetrable: ¿quién podrá conocerlo? •
[10] Yo el Señor soy el que escudriña los corazones, y el que examina los afectos de ellos, y doy a cada uno la paga según su proceder y conforme al mérito de sus obras. •
[11] Como la perdiz que empolla los huevos que ella no puso, así es el que junta riquezas por medios injustos, a la mitad de sus días tendrá que dejarlas, y al fin de ellos se verá su insensatez. •
[12] ¡Oh trono de gloria del Altísimo desde el principio , lugar de nuestra santificación! •
[13] ¡Oh Señor, esperanza de Israel!, todos los que te abandonan quedarán confundidos; los que de ti se alejan, en el polvo de la tierra serán escritos, porque han abandonado al Señor, vena de aguas vivas. •
[14] Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame y seré salvo; pues que toda mi gloria eres tú.
[15] He aquí que ellos me están diciendo: ¿Dónde está la palabra del Señor? Que se cumpla. •
[16] Mas yo no por eso me he turbado siguiendo tus huellas, ¡oh pastor mío!, pues nunca apetecí día o favor de hombre alguno; tú lo sabes. Lo que anuncié con mis labios fue siempre recto en tu presencia. •
[17] No seas, pues, para mí motivo de temor tú, ¡oh Señor, esperanza mía en el tiempo de la aflicción!
[18] Confundidos queden los que me persiguen, no quede confundido yo; teman ellos, y no tema yo; envía sobre ellos el día de la aflicción, y castígalos con doble azote. •
[19] Esto me dice el Señor: Ve y ponte a la puerta más concurrida de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén ; •
[20] y les dirás a todos: Oíd la palabra del Señor, ¡oh reyes de Judá!, y tú, pueblo todo de Judá, y todos vosotros ciudadanos de Jerusalén que entráis por estas puertas, •
[21] mirad lo que dice el Señor: Cuidad de vuestras almas; y no llevéis cargas en día de sábado, ni las hagáis entrar por las puertas de Jerusalén . •
[22] Ni hagáis en día de sábado sacar cargas de vuestras casas, ni hagáis labor alguna; santificad dicho día, como lo mandé a vuestros padres.
[23] Mas ellos no quisieron escuchar, ni prestar oídos a mis palabras; al contrario, endurecieron su cerviz para no oírme, ni recibir mis documentos.
[24] Con todo, si vosotros me escuchareis, dice el Señor, de suerte que no introduzcáis cargas por las puertas de esta ciudad en día de sábado, y santificareis el día sábado, no haciendo en él labor alguna,
[25] seguirán entrando por las puertas de esta ciudad los reyes y los príncipes, sentándose en el trono de David, y montando en carrozas y caballos, así ellos como sus príncipes o cortesanos, los varones de Judá y los ciudadanos de Jerusalén , y estará esta ciudad para siempre poblada. •
[26] Y vendrán de las otras ciudades de Judá, y de la comarca de Jerusalén , y de tierra de Benjamín, y de las campiñas, y de las montañas, y de hacia el mediodía a traer holocaustos, y víctimas, y sacrificios, e incienso, y lo ofrecerán en el templo del Señor. •
[27] Pero si no me obedeciereis en santificar el día del sábado, y en no acarrear cargas, ni meterlas por las puertas de Jerusalén en día de sábado, yo pegaré fuego a estas puertas, fuego que devorará las casas de Jerusalén , y que nadie apagará. •