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Salmos, 36


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[1] No envidies la prosperidad de los malignos, ni tengas celos de los que obran la iniquidad;

[2] porque como heno se han de secar muy pronto, y como la tierna hierbecilla luego se marchitarán.

[3] Pon tu esperanza en el Señor, y haz obras buenas, y habitarás en la tierra, y gozarás de sus riquezas.

[4] Cifra tus delicias en el Señor, y te otorgará cuanto desea tu corazón.

[5] Expón al Señor tu situación, y confía en él; y él obrará.

[6] Y hará brillar tu justicia como la luz y el derecho de tu causa como el sol de medio día.

[7] Sé, pues, obediente al Señor, y preséntale tus súplicas. No tengas envidia del que hace fortuna en su carrera, del hombre que comete injusticias.

[8] Reprime la ira, y depón el furor, no quieras ser émulo en hacer mal.

[9] Pues los que obran mal, serán exterminados; mas los que esperan en el Señor, ésos heredarán la tierra.

[10] Ten un poco de paciencia, y verás que ya no existe el pecador; y buscarás el lugar en que estaba, y no le hallarás.

[11] Pero los mansos heredarán la tierra, y gozarán de muchísima paz o prosperidad.

[12] Acechará el pecador al justo, y rechinará contra él sus dientes.

[13] Pero el Señor se reirá de él como quien está previendo que le llegará su día.

[14] Desenvainaron la espada los pecadores; entesaron su arco para derribar al pobre y al desvalido, para asesinar a los hombres de bien.

[15] Pero su misma espada traspasará sus propios corazones, y será su arco hecho pedazos.

[16] Más sirve al justo una medianía, que las muchas riquezas al pecador.

[17] Porque los brazos de los pecadores serán quebrantados; al paso que el Señor sostiene a los justos.

[18] Contados tiene el Señor los días de los que viven sin mancilla; y la herencia de éstos será eterna.

[19] No serán confundidos en el tiempo calamitoso; en los días de hambre serán saciados.

[20] Porque perecerán los pecadores; y los enemigos del Señor no bien serán ensalzados a puestos honoríficos, cuando sean abatidos y se desvanezcan como el humo.

[21] Tomará prestado el pecador, y no pagará; pero el justo es compasivo, y dará al necesitado.

[22] Por tanto aquellos que bendicen al Señor heredarán la tierra; mas los que blasfeman, perecerán.

[23] El Señor dirigirá los pasos del hombre justo, y aprobará sus caminos.

[24] Si cayere, no se lastimará; pues el Señor pone su mano por debajo.

[25] Joven fui, y ya soy viejo; mas nunca he visto desamparado al justo, ni a sus hijos mendigando el pan.

[26] Pasa el día ejercitando la misericordia, y dando prestado; y bendita será su descendencia.

[27] Huye, pues, del mal, y haz bien; y vivirás por los siglos de los siglos.

[28] Porque el Señor ama lo justo, y no desampara a sus santos; eternamente serán protegidos. Los injustos serán castigados; y perecerá la raza de los impíos.

[29] Pero los justos heredarán la tierra, y la habitarán perpetuamente.

[30] La boca del justo derramará sabiduría, y su lengua hablará juiciosamente.

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Estrecha unión entre la sabiduría y la observancia de la ley. Pv. 31, 26.

[31] La ley de su Dios la tiene en medio del corazón, y andará con firmes pasos.

[32] Anda el pecador acechando al justo, y busca cómo podrá quitarle la vida.

[33] Mas el Señor no le abandonará en sus manos, ni le condenará cuando sea juzgado.

[34] Espera en el Señor, y observa su ley; y te ensalzará para que entres a heredar la tierra; cuando hayan perecido los pecadores, lo verás.

[35] Vi yo al impío sumamente ensalzado, y empinado como los cedros del Líbano.

[36] Pasé de allí a poco, y he aquí que no existía ya; le busqué, mas ni rastro alguno de él pude hallar.

[37] Conserva, pues, tú la inocencia, y atiende a la justicia; porque el hombre pacífico deja de sí memoria,

[38] mas los injustos perecerán todos; cuanto quede de los impíos será destruido.

[39] La salvación de los justos viene del Señor; y él es su protector en el tiempo de la tribulación.

[40] El Señor los ayudará, y los librará, y los sacará de las manos de los pecadores, y los salvará, porque pusieron en él su confianza.

Salmos, 36