Nehemías
Palabras o sucesos de Nehemías, hijo de Helcías. El año vigésimo, el mes de Casleu, me hallaba yo con el rey en el alcázar de Susa.
Sucedió, pues, el mes de Nisán, el año vigésimo del reinado de Artajerjes, que traído el vino delante del rey, tomé yo la copa, y se la serví; mas estaba yo triste en su presencia.
Entonces Eliasib, sumo sacerdote, y los sacerdotes sus hermanos pusieron manos a la obra, y reedificaron la puerta del Ganado; consagrándola con especiales bendiciones, y asentaron sus puertas, y la consagraron hasta la torre de cien codos, y hasta la torre de Hananeel.
Entretanto, habiendo oído Sanaballat que reedificábamos las murallas, montó en gran cólera; y enfurecido en extremo, hizo mofa de los judíos,
Sucedió entonces que se levantó un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos los judíos.
Mas habiendo oído Sanaballat, y Tobías, y Gosem árabe y los demás enemigos nuestros, que yo había reedificado ya la muralla, y que no quedaba en ella ningún portillo (aunque no se había puesto todavía las hojas de las puertas),
Después que se acabaron las murallas, y asenté las puertas, y pasado la lista de los porteros, cantores y levitas,
Era ya llegado el mes séptimo, y los hijos de Israel que estaban cada uno en su ciudad, congregándose todos unánimes, y de común acuerdo, en la plaza que cae enfrente de la puerta de las Aguas, y pidieron a Esdras, escriba o doctor, que trajese el libro de la ley de Moisés, que había dado el Señor a Israel.
Mas el día veinticuatro de dicho mes, se juntaron los hijos de Israel, observando el ayuno, y vestidos de sacos, y cubiertos de polvo y ceniza.
Los que firmaron, fueron: Nehemías Atersata o copero, hijo de Haquelai, o Helcías, y Sedecías.
Los príncipes o magnates del pueblo fijaron su habitación en Jerusalén ; mas el resto de la gente se sacó por suerte la décima parte para que se estableciese en Jerusalén , ciudad santa, y las otras nueve en las demás ciudades.
Estos son los sacerdotes y los levitas que vinieron con Zorobabel, hijo de Salatiel, con Josué: Saraía, Jeremías, Esdras,
Por aquel tiempo se hacía en presencia del pueblo la lectura del libro de la ley de Moisés; y se halló escrito en él que ningún amonita, ni moabita debe jamás entrar en la congregación del pueblo de Dios,