Lucas
Ya que muchos han emprendido ordenar la narración de los sucesos que se han cumplido entre nosotros,
Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, mandando empadronar a todo el mundo.
El año décimoquinto del imperio de Tiberio César, gobernando Poncio Pilatos la Judea, siendo Herodes tetrarca de la Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite y Lisanias tetrarca de Abilina;
Jesús , pues, lleno del Espíritu Santo, partió del Jordán, y fue conducido por el mismo Espíritu al desierto,
Sucedió un día, que hallándose Jesús junto al lago de Genezaret las gentes se agolpaban alrededor de él, ansiosas de oír la palabra de Dios.
Aconteció también en el sábado llamado segundo primero, que pasando Jesús por unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, y estregándolas entre las manos, comían los granos.
Concluida toda su prédica al pueblo que le escuchaba, entró en Cafarnaúm.
Algún tiempo después andaba Jesús por las ciudades y aldeas predicando, y anunciando el reino de Dios, acompañado de los doce,
Algún tiempo después habiendo convocado a los doce apóstoles, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y virtud de curar enfermedades.
Después de esto eligió el Señor otros setenta y dos discípulos, a los cuales envió delante de él, de dos en dos. Por todas las ciudades y lugares adonde había de venir él mismo.
Un día estando Jesús orando en cierto lugar, acabada la oración, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó también Juan a sus discípulos.
Entretanto, habiéndose juntado alrededor de Jesús tanto concurso de gentes que se atropellaban unos a otros, empezó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
En este mismo tiempo vinieron algunos, y contaron a Jesús lo que había sucedido a unos galileos, cuya sangre mezcló Pilatos con la de los sacrificios que ellos ofrecían.
Y sucedió que habiendo entrado Jesús en casa de uno de los principales fariseos a comer un día de sábado, le estaban éstos acechando.
Solían los publicanos y pecadores acercarse a Jesús para oírle.
Decía también Jesús a sus discípulos: Había un hombre rico, que tenía un mayordomo, del cual por la voz común vino a entender que le había disipado sus bienes.
Dijo también a sus discípulos: Imposible es que no sucedan escándalos; pero ¡ay de aquel que los causa!
Les propuso también esta parábola, para hacer ver que conviene orar perseverantemente y no desfallecer,
Habiendo Jesús entrado en Jericó , atravesaba por la ciudad.
En uno de estos días, estando él en el templo instruyendo al pueblo, y anunciándole la buena nueva, vinieron los príncipes de los sacerdotes y los escribas con los ancianos,
Estando un día Jesús mirando hacia el arca del templo, vio a varios ricos que iban echando en él sus ofrendas.
Se acercaba ya la fiesta de los ázimos, que es la que se llama Pascua ,
Y levantándose todo aquel congreso, le llevaron a Pilatos.
Mas el primer día de la semana, muy de mañana, fueron estas mujeres al sepulcro, llevando los aromas que tenían preparados.