Exodo, 15
[1] Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este himno al Señor, diciendo: Cantemos alabanzas al Señor, porque ha hecho brillar su gloria y grandeza, y ha precipitado en el mar al caballo y al caballero. •
[2] El Señor es la fortaleza mía, y el objeto de mis alabanzas, porque El ha sido mi Salvador . Este es mi Dios, y yo publicaré su gloria: el Dios de mis padres, a quien he de ensalzar. •
[3] El Señor se ha aparecido como un valiente campeón: es su nombre el Omnipotente. •
[4] A los carros del faraón y a su ejército los ha precipitado al mar; sus mejores capitanes han sido sumergidos en el mar Rojo. •
[5] Sepultados quedan en los abismos, se hundieron como una piedra hasta lo más profundo.
[6] Tu diestra, ¡oh Señor!, ha demostrado su soberana fortaleza: Tu diestra, ¡oh Señor!, es la que ha herido al enemigo de tu pueblo.
[7] Y con la grandeza de tu gloria y poderío has derribado a tus adversarios. Enviaste los instrumentos de tu cólera, la cual los ha devorado como el fuego a una paja. •
[8] Al soplo de tu furor se amontonaron las aguas; se paró la ola que iba corriendo; se cuajaron en medio del mar los abismos de las aguas. •
[9] Iré tras ellos, había dicho el enemigo, y los alcanzaré; partiré los despojos, y se hartará mi alma; desenvainaré mi espada, y los matará mi mano. •
[10] Sopló tu espíritu, ¡oh Señor!, y el mar los anegó; se hundieron como plomo en aguas impetuosas. •
[11] ¿Quién hay entre los fuertes a ti semejante, oh Señor? ¿Quién hay semejante a ti, tan grande en santidad, terrible y digno de alabanza, y obrador de prodigios? •
[12] Extendiste tú la mano, y la tierra los tragó. •
[13] Por tu misericordia te has hecho el caudillo del pueblo que redimiste, y le has conducido a fuerza de tu poder a tu santa morada. •
Es una profecía de lo que hará Dios conduciendo a su pueblo hasta la tierra de promisión.
[14] Se levantaron los pueblos, y montaron en cólera; quedando penetrados de gran ira y dolor los habitantes de la Palestina. •
[15] Se conturbaron los príncipes de Edom; los valientes de Moab se estremecieron, y se quedaron yertos los moradores todos de Canaán. •
[16] Caiga sobre ellos el terror y espanto, a vista del gran poder de tu brazo, queden inmóviles como una piedra, en tanto que pasa, ¡oh Señor!, tu pueblo, hasta que pase este pueblo tuyo que tú has adquirido. •
[17] A estos hijos tuyos tú los introducirás y establecerás, ¡oh Señor!, sobre el monte de tu herencia, sobre esa firmísima morada tuya, que tú le has fabricado: en Sión, ¡oh Señor!, santuario tuyo, que han fundado tus manos. •
[18] El Señor reinará eternamente, y más allá de todos los siglos. •
[19] Porque el faraón entró a caballo en el mar, con sus carros y caballería, y el Señor replegó sobre ellos las aguas del mar; mas los hijos de Israel pasaron por medio de él a pie enjuto. •
[20] Entonces María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano un pandero; y salieron en pos de ella todas las mujeres con panderos y danzas, •
[21] cuyos coros guiaba, entonando la primera. Cantemos himnos al Señor, porque ha dado una gloriosa señal de su grandeza; ha precipitado en el mar al caballo y al caballero.
[22] En fin, Moisés sacó a los israelitas del mar Rojo, y fueron a salir al desierto del Sur, y anduvieron tres días por la soledad sin hallar agua. •
[23] Llegaron después a Mara, y no podían beber las aguas de Mara por ser amargas. Por eso puso nombre apropiado al sitio, llamándole Mara esto es, amargura. •
[24] Aquí murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: ¿Qué beberemos?
[25] Mas él clamó al Señor, el cual le mostró un madero, y habiéndole echado en las aguas, se endulzaron. Allí dio el Señor al pueblo algunos preceptos y leyes; y allí le probó, •
Los padres han considerado este leño como figura del madero de la cruz de Cristo.
[26] y dijo: Si escuchares la voz del Señor Dios tuyo, e hicieres lo que es recto, delante de él, y obedecieres sus mandamientos, y observares todos sus preceptos, no descargaré sobre ti plaga ninguna, de las que he descargado sobre Egipto; porque Yo soy el Señor que te doy la salud. •
[27] De allí pasaron los hijos de Israel a Elim; donde había doce manantiales de aguas y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas. •