Deuteronomio, 2
[1] Partidos de aquí, fuimos al desierto que guía al mar Rojo, como el Señor me había dicho; y anduvimos largo tiempo rodeando las montañas de Seir. •
Tal vez el rey de Edom, viendo los prodigios que el Señor obraba a favor de Israel, le concedió el paso por su reino, que antes le negó. Nm. 20, 21.
[2] Y me dijo el Señor:
[3] Bastante habéis ido rodeando por estos montes: id ahora hacia el Septentrión:
[4] Y tú da esta orden al pueblo, diciéndole: Vosotros pasaréis por los confines de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seir, y os temerán. •
[5] Mas guardaos bien de moverles guerra, porque no os daré de su tierra ni siquiera la huella de un pie, por cuanto di a Esaú en posesión las montañas de Seir. •
[6] Compraréis de ellos a dinero contante las vituallas que hubiereis de comer; y también el agua que sacareis de sus pozos para beber. •
[7] El Señor Dios tuyo ha echado su bendición en todo cuanto has puesto tus manos: ha dirigido tu viaje de manera que has andado cuarenta años por este vasto desierto, acompañándote el Señor Dios tuyo, y nada te ha faltado. •
[8] Pasado que hubimos los confines de nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino llano desde Elat, y desde Asiongaber, llegamos al camino que conduce al desierto de Moab. •
[9] Aquí me dijo el Señor: No obres hostilmente contra los moabitas, ni trabes batalla con ellos: que no te daré ni un palmo de su tierra, puesto que la posesión de Ar se la he dado a los hijos de Lot. •
[10] Los emimeos o terribles fueron sus primeros pobladores, pueblo numeroso y valiente, y de talla tan alta, que eran tenidos como gigantes de la raza de Enacim; •
[11] y en realidad eran semejantes a los enaceos. Finalmente los moabitas los llaman emineos. •
[12] En Seir asimismo habitaron antes los horreos; y arrojados éstos y destruidos, entraron en su lugar los hijos de Esaú, como lo hizo Israel en la tierra cuya posesión le dio el Señor. •
[13] Poniéndonos, pues, en camino para pasar el torrente Zareb, arribamos a él. •
[14] El tiempo que gastamos desde Cadesbarne hasta el paso del torrente Zareb, fue de treinta y ocho años; a fin de que toda aquella generación de hombres aptos para la guerra, alistados al salir de Egipto, feneciese en los campamentos como lo tenía jurado el Señor; •
[15] cuya mano descargó contra ellos, haciendo que muriesen en los campamentos.
[16] Muertos finalmente todos aquellos guerreros,
[17] me habló el Señor diciendo:
[18] Tú vas a pasar hoy por las fronteras de Moab, y de una ciudad que tiene por nombre Ar; •
[19] mas en llegando a las cercanías de los hijos de Amón, guárdate de moverles guerra, ni pelear contra ellos: que nada te daré de la tierra de los hijos de Amón, por cuanto la di en posesión a los hijos de Lot. •
[20] Tierra que fue considerada como país de gigantes; pues en ella moraron antiguamente unos gigantes que los amonitas llaman zomzommim, •
Abominables o malvados, también significa muy altos yfamosos. Se cree que son los zuzimeos. Gn. 14, 5.
[21] pueblo grande y numeroso y de altura descomunal, a semejanza de los enaceos. El Señor los exterminó por mano de los amonitas, e hizo que éstos poblasen la tierra en su lugar; •
[22] como lo había hecho con los hijos de Esaú que habitan en Seir, destruyendo a los horreos y entregándoles su tierra, la cual poseen hasta el día de hoy. •
[23] Del mismo modo a los heveos, que habitaban en Haserim hasta Gaza, los destruyeron los capadocios, que salidos de Capadocia acabaron con ellos, y habitaron en su lugar. •
[24] Ea, pues, preveníos, os dijo entonces el Señor, y pasad el torrente de Arnón: Sábete, ¡oh Israel!, que yo he puesto en tu mano a Sehón, rey de Hesebón, el amorreo; empieza desde luego a ocupar su tierra y hacerle la guerra. •
[25] Hoy comenzaré yo a infundir tu terror y espanto sobre los pueblos que habitan debajo de cualquier parte del cielo: de suerte que al oír tu nombre tiemblen, y como las mujeres que están de parto, se estremezcan, y queden penetrados de dolor. •
[26] Envié, pues, mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón, rey de Hesebón, con proposiciones pacíficas, diciendo; •
[27] Pasaremos por tu tierra yendo por el camino real, sin torcer ni a la derecha ni a la izquierda.
[28] Véndenos por su valor los víveres para nuestro sustento, y danos por nuestro dinero el agua que bebamos. Permítenos solamente el paso,
[29] como lo hicieron los hijos de Esaú que habitan en Seir, y los moabitas que moran en Ar; hasta que arribemos al Jordán, y entremos en la tierra que nos ha de dar el Señor, Dios nuestro. •
[30] Mas no quiso Sehón, rey de Hesebón, concedernos el paso, por haber el Señor tu Dios permitido que tuviese endurecido su ánimo y obstinado su corazón, a fin de entregarle en tus manos, como ahora ves. •
[31] Entonces me dijo el Señor: He aquí que he comenzado a entregarte a Sehón y su tierra: empieza tú a poseerla. •
[32] Salió, pues, Sehón con toda su gente, a presentarnos batalla en Jasa.
[33] Y el Señor Dios nuestro nos lo entregó; y lo matamos a él, a sus hijos y toda su gente.
[34] Al mismo tiempo tomamos todas las ciudades, quitando la vida a sus habitantes, hombres, mujeres y niños, sin perdonar cosa alguna, •
[35] salvo las bestias, que fueron parte del botín, como los despojos de las ciudades que ocupamos,
[36] desde Aroer, ciudad situada en un valle sobre la ribera del torrente Arnón, hasta Galaad. No hubo aldea ni ciudad que escapara de ser presa nuestra: todas nos las entregó el Señor Dios nuestro, •
[37] menos la tierra de los hijos de Amón, a que no tocamos, y todo el país de la orilla del torrente Jeboc, y las ciudades de las montañas, y todos los demás lugares que nos vedó el Señor Dios nuestro. •