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Deuteronomio, 14


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[1] Portaos como hijos del Señor Dios vuestro: no hagáis en vuestra carne sajaduras, ni os cortéis el cabello por razón de un muerto.

[2] Porque tú eres, ¡oh Israel!, un pueblo consagrado al Señor Dios tuyo, y él te ha escogido para que seas su pueblo peculiar entre las naciones todas que hay sobre la tierra.

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Dt. 8, 6.

[3] No comáis manjares que son inmundos.

[4] Estos son los animales que debéis comer: el buey y la oveja, y la cabra,

[5] el ciervo y el corzo, el búfalo, el capriciervo, el pigargo, el orige, el camello pardal.

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El unicornio o cabra montés.

[6] Todo animal que tiene la uña hendida en dos partes y rumia, le podéis comer.

[7] Mas no debéis comer de los que rumian y no tienen la uña hendida, como el camello, la liebre, el querogrilo: a éstos los tendréis por inmundos, porque aunque rumian, no tienen hendida la uña.

[8] Asimismo tendréis por inmundo el cerdo; porque si bien tiene la uña hendida, no rumia. No comeréis de la carne de estos animales, ni tocaréis sus cuerpos muertos.

[9] De todos los animales que moran en las aguas comeréis aquellos que tienen aletas y escamas:

[10] los que están sin aletas y escamas no los comáis, porque son inmundos.

[11] Comed de todas las aves limpias.

[12] No comáis de las inmundas: es a saber, el águila y el grifo; el esmerejón,

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Quebrantahuesos.

[13] el ixión y el buitre, y el milano con su casta,

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Buitre de vista aguda.

[14] y toda raza de cuervos,

[15] y el avestruz y la lechuza, y el laro, y el alcotán, con su casta,

[16] el herodión, el cisne, y el ibis,

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Cigüeña.

[17] y el somormujo, el calamón y el búho,

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Cuervo nocturno.

[18] la cigüeña, y la garza con sus especies, como también la abubilla y el murciélago.

[19] Todo lo que va arrastrando y tiene alas será inmundo y no se comerá.

[20] Comed todo aquello que es limpio.

[21] Pero de carne mortecina no comáis nada: la darás al extranjero que se halla dentro de tus muros para que la coma, o se la venderás: por cuanto tú eres un pueblo consagrado al Señor Dios tuyo. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

[22] Cada año separarás el diezmo de todos los frutos que nacen en tus tierras.

[23] Y comerás en la presencia del Señor Dios tuyo en el lugar que escogiere para que sea invocado en él su nombre, el diezmo de tu trigo, y vino, y aceite, y los primerizos de tus vacas y ovejas; a fin de que aprendas a temer a tu Señor Dios en todo tiempo.

[24] Mas cuando tuvieres que andar un largo camino, por estar lejos del lugar que tu Señor Dios hubiere escogido, y hubiese echado sobre ti o tu casa su bendición, de tal suerte que no pudieses llevar allá todas estas cosas,

[25] las venderás, y reducidas a dinero, las llevarás contigo, e irás al lugar que tu Señor Dios haya escogido;

[26] donde comprarás con aquel mismo dinero todo lo que te gustare, sea de vaca, o sea de ovejas, así como también vino y sidra, y cuanto apetece tu alma; y lo comerás delante del Señor Dios tuyo, y celebrarás un convite con tu familia,

[27] y al levita que habita dentro de tus muros, mira no le abandones, porque no tiene otra parte en tu posesión.

[28] De tres en tres años separarás otro diezmo de todas las cosas que te han nacido en aquel tiempo, y lo depositarás en tu casa.

[29] Y vendrá el levita, que no tiene otra parte ni otra herencia entre vosotros, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda que habitan contigo dentro de unos mismos muros, y comerán hasta saciarse; para que tu Señor Dios te bendiga en todas las obras de tus manos.

Deuteronomio, 14