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II Macabeos, 2


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[1] Se lee en los escritos del profeta Jeremías, cómo mandó él a los que eran conducidos al cautiverio de Babilonia, que tomasen el fuego sagrado del modo que queda referido, y cómo prescribió varias cosas a aquellos que eran llevados cautivos.

[2] Les dio asimismo la ley, para que no se olvidasen de los mandamientos del Señor, y no se pervirtiesen sus corazones con la vista de los ídolos de oro y plata y de toda su pompa;

[3] y añadiéndoles otros varios avisos, los exhortó a que jamás apartasen de su corazón la ley de Dios.

[4] También se leía en aquella escritura que este profeta, por una orden expresa que recibió de Dios, mandó llevar consigo el Tabernáculo y el arca , hasta que llegó a aquel monte, al cual subió Moisés, y desde donde vio la herencia de Dios;

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El monte Nebo. Dt. 32, 49; 34, 1.

[5] y que habiendo llegado allí Jeremías, halló una cueva, donde metió el Tabernáculo, y el arca , y el altar del incienso, tapando la entra-da:

[6] que algunos de aquellos que le seguían se acercaron para dejar notado este lugar; pero que no pudieron hallarlo;

[7] lo que sabido por Jeremías, los reprendió, y les dijo: Este lugar permanecerá ignorado hasta tanto que Dios congregue otra vez todo el pueblo, y use con él de misericordia.

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Los apócrifos del siglo I recogen la historia del ocultamiento del arca en el monte Nebo por Jeremías y según este pasaje, él hizo lo mismo con el Tabernáculo y la mesa del incienso. La historia apoya la restauración del culto; pero resulta improbable. Je. 3, 16.

[8] Y entonces el Señor manifestará estas cosas, y aparecerá de nuevo la majestad del Señor, y se verá la nube que veía Moisés, y cual se dejó ver cuando Salomón pidió que fuese santificado el templo para el gran Dios.

[9] Porque este rey dio grandes muestras de su sabiduría; y estando lleno de ella, ofreció el sacrificio de la dedicación y santificación del templo.

[10] Y así como Moisés hizo oración al Señor, y bajó fuego del cielo, y consumió el holocausto, así también oró Salomón , y bajó fuego del cielo, y consumió el holocausto.

[11] Entonces dijo Moisés: Por no haber sido comida la hostia ofrecida por el pecado, ha sido consumida por el fuego.

[12] Celebró igualmente Salomón por espacio de ocho días la dedicación del templo.

[13] Estas mismas noticias se encontraban también anotadas en los escritos y comentarios de Nehemías, donde se lee que él formó una colección de libros, habiendo recogido de todas partes los libros de los profetas, los de David, y las cartas o concesiones de los reyes, y las memorias de sus donativos al templo.

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Escritos que se han perdido. No se trata del Canon de los Libros Sagrados.

[14] A este modo recogió también Judas todo cuanto se había perdido durante la guerra que sufrimos; todo lo cual se conserva en nuestro poder.

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Durante la persecución de Antíoco Epífanes, los enemigos de Israel quemaban los Libros Sagrados. 1Ma. 1, 59.

[15] Si vosotros, pues, deseáis tener estos escritos, enviad personas que puedan llevároslos.

[16] Y estando ahora para celebrar la fiesta de la purificación del templo, os hemos dado aviso de ella; y así haréis bien si celebrareis, como nosotros, la fiesta de estos días.

[17] Entretanto esperamos que Dios que ha libertado a su pueblo, que ha vuelto a todos su herencia, que ha restablecido el reino, y el sacerdocio, y el santuario,

[18] conforme lo había prometido en la ley, se apiadará bien pronto de nosotros, y nos reunirá de todas las partes del mundo en el lugar santo;

[19] puesto que nos ha sacado de grandes peligros, y ha purificado el templo.

[20] Por lo que mira a los hechos de Judas Macabeo y de sus hermanos, y a la purificación del gran templo, y a la dedicación del altar;

[21] así como lo que toca a las guerras que hubo en tiempo de Antíoco el ilustre, y en el de su hijo Eupátor,

[22] y a las señales que aparecieron en el aire a favor de los que combatían valerosamente por la nación judaica, de tal suerte que, siendo en corto número, defendieron todo el país y pusieron en fuga la muchedumbre de bárbaros,

[23] recobrando el templo más célebre que hay en el mundo, y librando la ciudad de la esclavitud, y restableciendo la observancia de las leyes, las cuales se hallaban abolidas, habiéndoles favorecido el Señor con toda suerte de prosperidades;

[24] estas cosas que escribió en cinco libros Jasón de Cirene, hemos procurado nosotros compendiarlas en un solo volumen,

[25] pues considerando la multitud de libros, y la dificultad que acarrea la multiplicidad de noticias a los que desean interesarse en las narraciones históricas,

[26] hemos procurado escribir ésta de un modo que agrade a los que quieran leerla; y que los aplicados puedan más fácilmente retenerla en su memoria y sea generalmente útil a todos los que la leyeren.

[27] Y a la verdad, habiéndonos empeñado en hacer este compendio, no hemos emprendido una obra de poca dificultad, sino un trabajo que pide gran aplicación, y mucha fatiga y diligencia.

[28] Sin embargo, emprendemos de buena gana esta tarea por la utilidad que de ella resultará a muchos; a semejanza de aquellos que teniendo a su cargo preparar un convite, se dedican del todo a satisfacer el gusto de los convidados.

[29] La verdad de los hechos que se refieren va sobre la fe de los autores que los escribieron; pues por lo que hace a nosotros, trabajaremos solamente en compendiarlos conforme al designio que nos hemos propuesto.

[30] Y a la manera que un arquitecto que emprende edificar una casa nueva, debe cuidar de toda la construcción y aquel que la pinta solamente ha de buscar las cosas que son a propósito para su ornato, del mismo modo se debe juzgar de nosotros.

[31] En efecto, al autor de una historia atañe recoger los materiales y ordenar la narración, inquiriendo cuidadosamente las circunstancias particulares de lo que cuenta;

[32] mas al que compendia se le debe permitir que use un estilo conciso y que evite extenderse en largos discursos.

[33] Basta ya de exordio y empecemos nuestra narración; porque no sería cordura prolongar el discurso preliminar a la historia y abreviar después el cuerpo de ella.

II Macabeos, 2