I Crónicas
Adán, Set, Enós,
Los hijos de Israel, fueron: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón,
Estos son los hijos que tuvo David nacidos en Hebrón: Amnón el primogénito, de Aquinoam la jezraelita; el segundo Daniel, de Abigaíl del Carmelo;
Hijos o descendientes de Judá: Farés su hijo, Hesrón, y Carmi, y Hur y Sobal.
He aquí los hijos de Rubén, primogénito de Israel. (En efecto, fue éste su primogénito; mas por haber violado el tálamo de su padre, los derechos de primogenitura se dieron a los hijos de José, hijo también de Israel, y aquél no fue considerado como primogénito).
Hijos de Leví: Gersón, Caat y Merari.
Hijos de Isacar, cuatro: Tola y Fua, Jasub y Simerón.
El primogénito de Benjamín fue Bale, Asbel el segundo, y el tercero Ahara;
Se hizo, pues, el censo de todo Israel; cuya suma se halla escrita en el Libro de los Reyes de Israel y de Judá. Y fueron los israelitas transportados a Babilonia por sus pecados.
Peleando los filisteos contra Israel fueron los israelitas puestos en fuga por los palestinos, y cayeron muchos heridos de muerte en el monte Gelboé.
Se congregó al fin todo Israel alrededor de David en Hebrón, diciéndole: Somos tu carne y hueso.
Estos son los que vinieron a juntarse con David en Siceleg, cuando aún andaba huyendo de Saúl, hijo de Cis; los cuales eran fortísimos y excelentes guerreros,
Tuvo después David consejo con los tribunos y centuriones, y con todos los principa-les,
Asimismo, Hiram, rey de Tiro, envió embajadores a David; y además maderas de cedro, arquitectos y carpinteros para que le construyesen un palacio.
Construyó también casa para sí o su familia en la ciudad de David, y edificó para el arca de Dios un lugar propio, y le formó un tabernáculo.
Condujeron, pues, el arca de Dios, y la colocaron en medio del Tabernáculo que le había erigido David, y ofrecieron holocaustos y víctimas pacíficas a la presencia de Dios.
Morando ya David en su palacio, dijo al profeta Natán: He aquí que yo habito en una casa de cedro; mientras el arca del Testamento del Señor está debajo de una cubierta de pieles.
Pasadas estas cosas, David derrotó a los filisteos, y los humilló, y recobró del poder de ellos a Get y sus aldeas.
Sucedió que murió Naas, rey de los amonitas, en cuyo lugar reinó su hijo.
Al cabo de un año, en la estación en que suelen los reyes salir a campaña, juntó Joab el ejército y la flor de las tropas, y taló el país de los amonitas, y avanzando puso sitio a Rabba. David se quedó en Jerusalén , cuando batió Joab a Rabba, y la destruyó.
Pero se levantó Satanás contra Israel, e instigó a David a que hiciese el censo de Israel.
En seguida dijo David: Aquí está la casa de Dios, y éste es el altar de los holocaustos de Israel.
Siendo ya David anciano y lleno de días, constituyó a Salomón , su hijo, por rey de Israel.
En cuanto a los hijos de Aarón, fueron divididos en estas clases. Los hijos que tuvo Aarón fueron: Nadab, y Abiú, y Eleazar, e Itamar.
Asimismo David y las cabezas o príncipes, de la multitud entresacaron a los hijos de Asaf, y de Hemán, y de Iditún para el ministerio de cantar las alabanzas de Dios al son de las cítaras y salterios, y címbalos, sirviendo en número conveniente en el oficio a que se les había destinado.
Estas fueron las clases o divisiones de los ostiarios o porteros. De la casa de Coré: Meselemías, descendiente de Coré, de la familia de los hijos de Asaf.
Los hijos de Israel, que bajo sus jefes de familias, tribunos, y centuriones, y prefectos servían al rey, repartidos en escuadrones, cambiándose todos los meses del año, eran en número de veinticuatro mil hombres mandados por sus respectivos capitanes.
Finalmente el rey David convocó en Jerusalén todos los príncipes de Israel, los jefes de las tribus, y los comandantes de los cuerpos de ejército que servían al rey, como también a los tribunos y centuriones, y a los administradores de la hacienda y posesiones del rey, y a sus hijos, con los eunucos o cortesanos, y a los más poderosos y a los más valientes del ejército.
Habló después así el rey David a toda la asamblea: Dios ha escogido entre todos los demás a mi hijo Salomón , que es aún jovencito y tierno; y la empresa es grande; porque no se trata de disponer habitación para un hombre, sino para Dios.