Zacarías, 2
[1] Y levanté mis ojos, y estaba observando; y he aquí un varón que tenía en su mano una cuerda como de medidor. •
[2] Y dije yo: ¿Adónde vas? Voy a medir a Jerusalén , me respondió, para ver cuánta es su latitud y cuánta su longitud.
[3] Y he aquí que salió fuera el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, •
[4] y le dijo: Corre, habla a ese joven, y dile: Sin muros será habitada Jerusalén a causa de la multitud de personas y de animales que contendrá en su recinto. •
[5] Pero yo seré para ella, dice el Señor, como una muralla de fuego que la rodeará, y yo seré glorificado en medio de ella. •
[6] ¡Ah!, huid, huid, ahora de la tierra del norte, dice el Señor; puesto que os dispersé yo por los cuatro vientos del cielo, dice el Señor. •
[7] Huye, oh Sión, tú que habitas en la ciudad de Babilonia. •
[8] Porque esto dice el Señor de los ejércitos; el cual, después de restituida vuestra gloria, me enviará a las naciones que os despojaron (porque quien os tocare a vosotros, toca en las niñas de mis ojos). •
[9] He aquí que levanto yo mi mano contra ellas, y serán presa de aquellos que fueron esclavos suyos; y conoceréis que el Señor de los ejércitos es el que me ha enviado. •
[10] Canta himnos de alabanza, y alégrate, oh hija de Sión, porque mira, yo vengo y moraré en medio de ti, dice el Señor. •
[11] Y en aquel día se allegarán al Señor muchas naciones, y serán también pueblo mío, y yo habitaré en medio de ti: y tú conocerás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. •
[12] Y poseerá a Judá como herencia suya en la tierra santa; y escogerá otra vez a Jerusalén . •
[13] Callen todos los mortales ante el acatamiento del Señor; porque él se ha levantado, y ha salido ya de su santa morada. •
Y lo adoren con profundo respeto.