Zacarías
En el mes octavo del año segundo del rey Darío, el Señor habló a Zacarías, profeta, hijo de Baraquías, hijo de Addo, y le dijo:
Y levanté mis ojos, y estaba observando; y he aquí un varón que tenía en su mano una cuerda como de medidor.
Y me hizo ver el Señor al sumo sacerdote Josué, que estaba en pie ante el ángel del Señor; y estaba Satán a su derecha para oponérsele.
Y volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como a un hombre a quien se le despierta de su sueño.
Y me volví, y levanté los ojos, y vi un volumen que volaba.
Y de nuevo levanté mis ojos y observé: Y he aquí cuatro carrozas que salían de entre dos montes; y estos montes eran montes de bronce.
El año cuatro del rey Darío habló el Señor a Zacarías el día cuarto del mes noveno, que es el de Casleu,
Y habló el Señor de los ejércitos, y dijo:
Duro anuncio del Señor contra la tierra de Hadrac y contra la ciudad de Damasco, en la cual aquélla confía; porque el ojo o providencia del Señor mira a todos los hombres y a todas las tribus de Israel.
Pedid al Señor las lluvias tardías, y el Señor enviará también nieve, y os dará lluvias abundantes, y abundante hierba en el campo de cada uno de vosotros.
Abre, ¡oh Líbano!, tus puertas, y devore el fuego tus cedros.
Duro anuncio del Señor contra Israel. Dice el Señor, el que extendió los cielos y puso los fundamentos de la tierra, y el que forma el espíritu que tiene dentro de sí el hombre:
En aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén , a fin de lavar las manchas del pecador y de la mujer inmunda.
He aquí que vienen los días del Señor, y se hará en medio de ti la repartición de tus despojos.