Sabiduría, 6
[1] Más vale la sabiduría que las fuerzas; y el varón prudente más que el valeroso. •
[2] Escuchad, pues, oh reyes, y estad atentos; aprended vosotros, oh jueces todos de la tierra: •
[3] Dad oídos a mis palabras, vosotros que tenéis el gobierno de los pueblos, y os gloriáis del vasallaje de muchas naciones. •
[4] Porque la potestad os la ha dado el Señor; del Altísimo tenéis esa fuerza, el cual examinará vuestras obras, y escudriñará hasta los pensamientos. •
Sus poderes les vienen de Dios. Rm. 13, 4.
[5] Porque siendo vosotros unos ministros de su reino universal, no juzgasteis con rectitud, ni observasteis la ley de la justicia, ni procedisteis conforme a la voluntad de Dios.
[6] El se dejará ver, o caerá sobre vosotros espantosa y repentinamente; pues aquellos que ejercen potestad sobre otros, serán juzgados con extremo rigor. •
[7] Porque con los pequeños se usará de compasión, mas los grandes sufrirán grandes tormentos. •
[8] Que no exceptuará Dios persona alguna, ni respetará la grandeza de nadie; pues al pequeño y al grande él mismo los hizo y de todos cuida igualmente, •
[9] si bien a los más grandes amenaza mayor suplicio. •
[10] Por tanto a vosotros, oh reyes, se dirigen estas mis palabras; a fin de que aprendáis la sabiduría y no vengáis a resbalar. •
[11] Porque los que hayan hecho rectamente obras justas, serán justificados; y los que hayan aprendido estas cosas que enseño, hallarán con qué defenderse. •
Declarados justos. Dt. 16, 20.
[12] Por consiguiente, codiciad mis documentos, amadlos y seréis instruidos.
[13] Porque luminosa e inmarcesible es la sabiduría; y se deja ver fácilmente de los que la aman, y hallar de los que la buscan. •
[14] Se anticipa a aquellos que la codician, poniéndoseles delante ella misma.
[15] Quien madrugare en busca de ella, no tendrá que fatigarse; pues la hallará sentada en su misma puerta. •
[16] El tener, pues, el pensamiento ocupado en la sabiduría es prudencia consumada; y el que por amor de ella velare, bien pronto estará en reposo. •
[17] Porque ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de poseerla; y por los caminos se les presenta con agrado, y en todas ocasiones y asuntos la tienen al lado. •
[18] El principio de la sabiduría es un deseo sincerísimo de la instrucción. •
[19] Procurar instruirse es amar la sabiduría; amarla es guardar sus leyes; y la guarda de estas leyes es la perfecta pureza del alma; •
[20] la perfecta pureza une con Dios;
[21] luego el deseo de la sabiduría conduce al reino eterno. •
[22] Ahora bien, ¡oh reyes de los pueblos!, si os complacéis en los tronos y cetros, amad la sabiduría a fin de reinar perpetuamente.
[23] Amad la luz de la sabiduría todos los que estáis al frente de los pueblos,
[24] que yo os declararé qué cosa es la sabiduría, y cómo fue engendrada; y no os ocultaré los misterios de Dios; sino que subiré investigando hasta su primer origen, y pondré en claro su conocimiento, sin ocultar un ápice de la verdad. •
El origen de la sabiduría no creada es un misterio grande que reveló Dios a los hombres. Job. 28, 20.
[25] No me acompañaré por cierto con el que se pudre de envidia; pues el envidioso no será jamás participante de la sabiduría. •
[26] Los varones sabios son la felicidad del mundo; y un rey sabio es firme sostén del pueblo. •
[27] Recibid, pues, la instrucción por medio de mis palabras, porque os será provechosa.