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Sabiduría, 4


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[1] ¡Oh cuán bella es la generación casta con esclarecida virtud! Inmortal es su memoria, y en honor delante de Dios y de los hombres.

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La virtud recibe alabanzas de los hombres y el premio de la bienaventuranza de Dios.

[2] Cuando está presente, la imitan, y cuando se ausenta, la echan de menos; y coronada triunfa eternamente ganando el premio en los combates por la castidad.

[3] Pero la raza de los impíos, aunque multiplicada, de nada servirá; y no echarán hondas raíces los retoños bastardos, ni tendrán una estable consistencia.

[4] Que si por algún tiempo brotan, como no tienen firmeza serán sacudidos por el viento, y desarraigados por la violencia del huracán.

[5] Con lo que serán desgajadas sus ramas antes de acabar de formarse; inútiles y de áspero gusto sus frutos, y para nada buenos.

[6] Porque los hijos nacidos de uniones ilícitas, al preguntárseles de quién son, vienen a ser testigos que deponen contra el crimen de sus padres.

[7] Mas el justo, aunque sea arrebatado de muerte prematura, estará en lugar de refrigerio o reposo.

[8] Porque no hacen venerable la vejez los muchos días, ni los muchos años; sino que la prudencia y juicio del hombre suplen por las canas,

[9] y es edad anciana la vida inmaculada.

[10] Porque el justo agradó a Dios, fue amado de él; y como vivía entre los pecadores, fue trasladado a otra parte.

[11] Fue arrebatado para que la malicia no alterase su modo de pensar, ni sedujesen su alma las apariencias engañadoras del mundo.

[12] Pues el hechizo de la vanidad del siglo oscurece el bien verdadero; y el inconstante ímpetu de la concupiscencia pervierte el ánimo inocente.

[13] Con lo poco que vivió, llenó la carrera de una larga vida.

[14] Porque su alma era grata a Dios, por eso mismo se apresuró el Señor a sacarlo de en medio de los malvados. Viéndolo las gentes, no entendieron ni reflexionaron en su corazón

[15] ser esto una gracia y misericordia de Dios para con sus santos, y providencia particular con sus escogidos.

[16] Mas el justo muerto condena a los impíos que viven; y su juventud pronto acabada, la larga vida del pecador.

[17] Los impíos verán el fin del hombre prudente, y no comprenderán los designios de Dios sobre él, ni cómo el Señor lo ha puesto a salvo.

[18] Lo verán, y lo mirarán con desprecio; mas el Señor se burlará de ellos;

[19] y al cabo vendrán a morir sin honor, y estarán con eterna infamia entre los muertos; porque Dios hará que éstos hinchados de orgullo revienten de medio a medio, sin que osen abrir su boca, y los desquiciará desde los cimientos, y los reducirá a extrema desolación y quedarán gimiendo, y perecerá para siempre su memo-ria.

[20] Comparecerán llenos de espanto por el remordimiento de sus pecados, y sus mismas iniquidades se levantarán contra ellos para acusarlos.

Sabiduría, 4