Sabiduría, 11
[1] La misma dirigió sus pasos bajo el gobierno del santo profeta Moisés. •
[2] Viajaron por desiertos inhabitados, y acamparon en lugares desiertos. •
[3] Hicieron frente a sus enemigos, y se vengaron de sus contrarios. •
[4] Tuvieron sed, y te invocaron, y les fue dada agua de una altísima peña, y refrigerio a su sed de una dura piedra. •
[5] Por tanto en lo mismo que fueron castigados sus enemigos cuando les faltó el agua para beber, los hijos de Israel se gozaban por tenerla en abundancia; •
[6] y por eso cuando a aquéllos les faltó, recibieron éstos tan singular beneficio. •
[7] Porque realmente a los malvados egipcios les diste a beber sangre humana, en vez de las aguas del perenne río Nilo. •
[8] Y cuando perecían éstos en pena de haber hecho morir a los infantes hebreos, diste a los tuyos agua en abundancia contra toda esperanza, •
[9] demostrando, por la sed que hubo entonces, cómo ensalzabas a los tuyos, y hacías perecer a sus contrarios.
[10] Pues viéndose los hebreos puestos a prueba y afligidos, aunque con misericordia, echaron de ver cuáles tormentos padecieron los impíos, castigados con indignación.
[11] Verdaderamente que a los unos los probaste como padre que amonesta; mas a los otros los pusiste en juicio, como rey inexorable para condenarlos, •
[12] siendo atormentados igualmente en ausencia y en presencia de los hebreos. •
[13] Porque eran castigados con doble pesar y llanto, con la memoria de las cosas pasadas; •
[14] pues al oír que era bien para los otros lo que para ellos había sido tormento, conocieron la mano del Señor, asombrados del éxito de los sucesos. •
[15] Así fue que a aquel pueblo y caudillo, de quien se mofaban, como de gente echada a la aventura en aquella inhumana exposición de los niños, al fin de los sucesos lo miraban con admiración; habiendo ellos padecido una sed, bien diferente de la de los justos, que luego fue remediada. •
[16] Y en castigo de las ideas locas de su idolatría, según las cuales algunos, desvariando, adoraban irracionales o mudas serpientes, y viles bestias, tú enviaste contra ellos para vengarte una multitud de mudas sabandijas; •
[17] a fin de que conociesen cómo por aquellas cosas en que uno peca, por ésas mismas es atormentado.
[18] No porque tu mano omnipotente que creó al mundo de una materia nunca vista no pudiera enviar contra ellos multitud de osos y de feroces leones, •
De la nada. Gn. 1, 2.
[19] o fieras de una nueva especie desconocida, llenas de furor, que respirasen llamas de fuego, o despidiesen una negra humareda, o arrojasen por los ojos espantosas centellas;
[20] que no solamente con sus mordeduras hubieran podido exterminarlos, sino aun con la sola vista hacerlos morir de espanto.
[21] Pero aun sin nada de todo esto, con un solo aliento de tu ira podían ser muertos perseguidos del remordimiento de sus propios crímenes, y disipados por un soplo de tu potencia; mas tú dispones todas las cosas con justa medida, número y peso; •
[22] porque tú solo tienes siempre a la mano el sumo poder; y ¿quién puede resistir a la fuerza de tu brazo?
[23] El mundo todo es delante de ti como un granito en la balanza, y como una gota de rocío que por la mañana desciende sobre la tierra. •
[24] Pero tú tienes misericordia de todos, por lo mismo que todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres, a fin de que hagan penitencia. •
[25] Porque tú amas todo cuanto tiene ser, y nada aborreces de todo lo que has hecho; que si alguna cosa aborrecieras, nunca la hubieras ordenado ni hecho. •
[26] ¿Y cómo pudiera durar alguna cosa, si tú no quisieses?; ¿ni cómo conservarse nada sin orden tuya? •
[27] Pero tú eres indulgente para con todos; porque tuyas son todas las cosas, ¡oh Señor! amador de las almas. •