Salmos, 94
[1] Venid, regocijémonos en el Señor; cantemos con júbilo las alabanzas del Dios, salvador nuestro. •
[2] Corramos a presentarnos ante su acatamiento, dándole gracias, y entonando himnos a su gloria. •
[3] Porque el Señor es el Dios grande, y un rey más grande que todos los dioses. •
[4] Porque en su mano tiene toda la extensión de la tierra, y suyos son los más encumbrados montes. •
[5] Suyo es el mar, y obra es de sus manos; y hechura de sus manos es la tierra. •
[6] Venid, pues, adorémosle; postrémonos, derramando lágrimas en la presencia del Señor que nos ha creado; •
[7] pues él es el Señor Dios nuestro, y nosotros el pueblo a quien él apacienta, y ovejas de su grey. •
[8] Hoy mismo, si oyereis su voz, guardaos de endurecer vuestros corazones, •
[9] como sucedió, dice el Señor, cuando provocaron mi ira, entonces que hicieron prueba de mí en el desierto, en donde vuestros padres me tentaron, me probaron, y vieron mis obras. •
[10] Por espacio de cuarenta años estuve irritado contra esta raza de gente, y decía: Siempre está descarriado el corazón de este pueblo. •
[11] Ellos no conocieron mis caminos; por lo que juré airado, que no entrarían en mi reposo. •
En la tierra que les tengo prometida. Dt. 12, 8; 25, 19.