Salmos, 89
[1] Señor, en todas épocas has sido tú nuestro amparo. •
[2] Tú, ¡oh Dios!, eres antes que fuesen hechos los montes, o se formara la tierra y el mundo universo; eres desde siempre y por toda la eternidad. •
[3] No reduzcas el hombre al abatimiento, pues dijiste: Convertíos, ¡oh hijos de los hombres! •
[4] Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer que ya pasó, y como una de las vigilias de la noche. •
[5] Una nada son todos los años que vive. •
[6] Dura un día como el heno; florece por la mañana, y se pasa; por la tarde inclina la cabeza, se deshoja, y se seca. •
[7] Al ardor de tu ira hemos desfallecido, y a la fuerza de tu furor quedamos consumidos. •
[8] Has colocado nuestras maldades delante de tus ojos, y nuestra conducta al resplandor de tu semblante. •
[9] Por eso todos nuestros días se han desvanecido, y nosotros venimos a fallecer por tu enojo. Como una tela de araña serán considerados nuestros años. •
[10] Setenta años son los días de nuestra vida; cuando más, ochenta años en los muy robustos; lo que pasa de aquí, achaques y dolencias. Según esto, presto seremos arrebatados, pues va llegando ya la debilidad de la vejez. •
[11] Mas ¿quién podrá conocer la grandeza de tu ira, y comprender cuán terrible es tu indignación? •
[12] Danos, pues, a conocer el poder de tu diestra, y concédenos un corazón instruido en la sabiduría. •
[13] Vuélvete hacia nosotros, Señor. ¿Hasta cuándo te mostrarás airado? Sé tú compasivo para con tus siervos. •
[14] Bien presto seremos colmados de tu misericordia; y nos regocijaremos y recrearemos todos los días de nuestra vida. •
[15] Nos alegraremos por los días que tú nos humillaste, por los años que sufrimos miserias. •
[16] Vuelve los ojos hacia tus siervos, a estas obras tuyas, y dirige tú a sus hijos.
[17] Y resplandezca sobre nosotros la luz del Señor Dios nuestro, y endereza en nosotros las obras de nuestras manos, y da éxito a nuestras empresas. •