Salmos, 82
[1] ¡Oh Dios! ¿Quién hay semejante a ti? No estés así en silencio; no te contengas, Dios mío. •
[2] Ya ves cuánto ruido meten tus enemigos, y cómo andan con la cabeza erguida los que te aborrecen. •
[3] Urdieron contra tu pueblo malvados designios, y han maquinado contra tus santos. •
[4] Venid, dijeron, y borremos esa gente de la lista de las naciones, y no quede más memoria del nombre de Israel. •
[5] Por este motivo todos unánimes se han coligado; a una se han confederado contra ti •
[6] los pabellones de los idumeos y los ismaelitas, Moab y los agarenos,
[7] Gebal, y Amón, y Amalec, los filisteos con los tirios. •
[8] Se unió también con ellos el asirio, y lo hizo auxiliador de los hijos de Lot. •
[9] Pero tú, Señor, haz con ellos lo que con los madianitas y con Sísara, lo mismo que con Jabín en el torrente de Cisón. •
[10] Perecieron ellos en Endor; vinieron a parar en ser estiércol para la tierra. •
[11] Trata a sus caudillos como a Oreb y Zeb, y como a Zebee y a Salmana, a todos sus príncipes, •
[12] los cuales han dicho: Apoderémonos del santuario de Dios como heredad que nos pertenece. •
[13] Agítalos, ¡oh Dios mío!, como a una rueda, o como la hojarasca al soplo del viento; •
[14] como fuego que abrasa una selva, cual llama que devora los montes, •
[15] así los perseguirás con el soplo de tu tempestad, y en medio de tu ira los aterrarás. •
[16] Cubre sus rostros de ignominia; que así, ¡oh Señor!, reconocerán tu Nombre. •
[17] Que se avergüencen, y sean conturbados para siempre; queden corridos, y perezcan. •
[18] Y conozcan que te es propio el nombre del Señor, y que sólo tú eres el Altísimo en toda la tierra.