Salmos, 80
[1] Regocijaos, alabando a Dios nuestro protector; celebrad con júbilo al Dios de Jacob . •
[2] Entonad salmos, tocad el pandero; el armonioso salterio junto con la cítara.
[3] Tocad las trompetas el Novilunio, el gran día de vuestra solemnidad.
Protege a todo tu pueblo.
[4] Pues es un precepto dado a Israel, y un rito instituido por el Dios de Jacob. •
[5] Le impuso para que sirviese de memoria a los descendientes de José, al salir de la tierra de Egipto, cuando oyeron una lengua que no entendían. •
[6] Libertó sus hombros de las cargas, y sus manos de las espuertas con que servían en las obras. •
[7] En la turbación, dice el Señor, me invocaste, y yo te libré; te oí benigno en la oscuridad de la tormenta; hice prueba de ti junto a las aguas de la contradicción. •
[8] Escucha, pueblo mío, y yo te instruiré. ¡Oh Israel!, si quieres obedecerme, •
[9] no habrá en tu distrito dios nuevo; no adoraréis a dioses ajenos. •
[10] Porque yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué de la tierra de Egipto; abre bien tu boca, que yo te saciaré plenamente. •
[11] Pero mi pueblo no quiso escuchar la voz mía; los hijos de Israel no quisieron obedecerme. •
[12] Y así los abandoné, dejándolos ir en pos de los deseos de su corazón, y seguir sus devaneos.
[13] ¡Ah si mi pueblo me hubiese oído a mí, si hubiesen seguido los hijos de Israel por mis caminos! •
[14] Como quien no hace nada, hubiera yo seguramente humillado a sus enemigos, y descargado mi mano sobre sus perseguidores. •
[15] Pero, hechos enemigos del Señor, le faltaron a la promesa; y el tiempo de ellos, o su suplicio, será eterno. •
[16] Sin embargo, los sustentó con riquísimo trigo, y los sació con la miel que destilaban las peñas. •