Salmos, 8
[1] Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡cuán admirable es tu santo Nombre en toda la tierra! Porque tu majestad se ve ensalzada sobre los cielos. •
[2] De la boca de los niños y de los que están aún pendientes del pecho de sus madres, hiciste tú salir perfecta alabanza, por razón de tus enemigos, para destruir al enemigo y al vengativo. •
[3] Yo contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú creaste, y exclamo: •
[4] ¿Qué es el hombre, para que tú te acuerdes de él? ¿O que es el hijo del hombre, para que vengas a visitarlo? •
[5] Lo hiciste un poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y de honor, •
[6] y le has dado el mando sobre las obras de tus manos. •
[7] Todas ellas las pusiste a sus pies; todas las ovejas y bueyes, y aun las bestias del campo;
[8] las aves del cielo, y los peces del mar que hienden sus ondas. •
[9] ¡Oh Señor, soberano dueño nuestro, ¡y cuán admirable es tu Nombre en toda la redondez de la tierra! •