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Salmos, 65


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[1] Moradores todos de la tierra, dirigid a Dios voces de júbilo.

[2] Cantad salmos a su Nombre, tributadle gloriosas alabanzas.

[3] Decid a Dios: ¡Oh cuán estupendas son, Señor, tus obras! A la fuerza de tu gran poder se reducirán a la nada tus enemigos.

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La grandeza de tu poder desmentirá a tus enemigos.

[4] Que te adore toda la tierra y te celebre; cante salmos a tu Nombre.

[5] Venid a contemplar las obras de Dios, y cuán terribles son sus designios sobre los hijos de los hombres.

[6] El convirtió el mar en seca arena; pasaron el río a pie enjuto; allí nos alegramos en el Señor.

[7] El tiene por su poder un dominio eterno; sus ojos están fijos sobre las naciones; no se engrían en su interior los que lo irritan.

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Pues no quedarán impunes. El dominio universal de Dios es la razón para que todas las naciones lo alaben.

[8] Bendecid, ¡oh naciones!, a nuestro Dios; y haced resonar las voces de su alabanza.

[9] El ha vuelto a mi alma la vida, y no ha dejado resbalar mis pies.

[10] Bien que tú, ¡oh Dios!, has querido probarnos; nos has acrisolado al fuego como se acrisola la plata.

[11] Nos dejaste caer en el lazo; nos echaste las tribulaciones encima.

[12] A yugo de hombres nos sujetaste. Hemos pasado por el fuego y por el agua; mas nos has conducido a un lugar de refrigerio.

[13] Entraré en tu templo a ofrecer holocaustos, y te cumpliré mis votos,

[14] que claramente pronunciaron mis labios: votos que salieron de mi boca en el tiempo de mi tribulación.

[15] Te ofreceré abundantes holocaustos, haciendo subir hacia ti el humo de los carneros sacrificados; te ofreceré bueyes y machos cabríos.

[16] Venid, y escuchad vosotros todos los que teméis a Dios y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor de mi alma.

[17] Al Señor invoqué con mi boca, y le he glorificado con mi lengua.

[18] Si yo hubiera aprobado la iniquidad en mi corazón, no me escucharía el Señor.

[19] Por eso me ha oído Dios, y ha atendido mis súplicas.

[20] Bendito sea Dios, que no desechó mi oración, ni retiró de mí su misericordia.

Salmos, 65