Salmos, 59
[1] Inscripción para una columna. Salmo de David, para instrucción, cuando quemó la Mesopotamia de Siria y a Soba, y vuelto Joab, venció la Idumea, derrotando doce mil hombres en el valle de las Salinas. Oh Dios, tú nos desechaste, e hiciste que quedásemos arruinados; montaste en cólera pero te apiadaste de nosotros. •
Sal 108 (107).
[2] Hiciste estremecer la tierra, y la llenaste de turbación. Cura sus llagas, porque está toda ella muy mal parada. •
2Sm. 3, 8; 10, 6-9; 1Pa. 19, 4-5.
[3] Cosas bien duras hiciste sufrir a tu pueblo; nos hiciste beber vino de amargura. •
[4] Diste a los que te temían una señal, para que huyesen de los tiros de tu arco; a fin de que se librasen los que tú amas. •
[5] Sálvame, Señor, con tu diestra, y óyeme benigno. •
[6] Habló Dios en su santuario, y tendré motivo de regocijarme; pues repartiré los campos de Siquem, y mediré el valle de los Tabernáculos. •
[7] Mío es Galaad, mío es Manasés, y Efraín mi principal fuerza. •
[8] Judá es mi rey; Moab es un vaso de mi esperanza, o un país que adquiriré. Sujetaré la Idumea a mi imperio, se me someterán los extranjeros. •
[9] ¿Quién me conducirá a la ciudad fuerte? ¿Quién me conducirá hasta la Idumea? •
[10] ¿Quién sino tú, ¡oh Dios!, que nos habías desamparado? ¿No vendrás tú, Señor, a la cabeza de nuestros ejércitos? •
Efraín fue la tribu más valiente y generosa. Judá la tribu de los reyes. Moab era un pueblo del cual esperaba sacar Israel riquezas. Dios es el supremo comandante.
[11] Danos tu socorro en la tribulación, porque vana es la salvación que viene del hombre. •
[12] Con Dios haremos proezas y él aniquilará a nuestros enemigos. •