Salmos, 57
[1] No destruyas a tu siervo. Si verdaderamente hacéis profesión de la justicia, sean rectos vuestros juicios, ¡oh hijos de los hombres! •
[2] Mas vosotros obráis inicuamente en vuestro corazón, y empleáis vuestras manos en tramar injusticias en la tierra. •
[3] Los pecadores andan enajenados desde cuando nacieron; se descarriaron desde el vientre de sus madres; no hablan más que falsedades. •
Vuestras manos amasan las injusticias, dándoles aire de justicia.
[4] Su furor es semejante al de una serpiente; como el del áspid que se hace sordo, que te tapa las orejas, •
[5] y no quiere escuchar la voz de los encantadores, ni del hechicero por más diestro que sea en los encantamientos. •
[6] Pero Dios les quebrará los dientes dentro de la misma boca; las muelas de esos leones las desmenuzará el Señor. •
[7] Todos serán reducidos a la nada, como agua que pasa y se disipa; tenso tiene el Señor su arco hasta tanto que sean abatidos. •
[8] Como la cera que se derrite, así serán deshechos; cayó fuego sobre ellos, y no vieron más el sol.
[9] Antes que los enemigos, que son, oh justos, vuestras espinas, lleguen a hacerse una zarza, vivos así como están los devorará el Señor en su ira. •
[10] Se alegrará el justo al ver la venganza; y lavará sus manos en la sangre de los pecadores. •
[11] Entonces dirán los hombres: Pues el justo recibe su galardón, es indudable que hay un Dios que ejerce su juicio sobre ellos en la tierra. •