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Salmos, 48


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[1] Oíd estas cosas, naciones todas; estad atentos vosotros todos los que habitáis la tierra;

[2] así los que sois plebeyos, como los que sois nobles, juntos los ricos y los pobres.

[3] Mi boca proferirá sabiduría, y la meditación de mi espíritu prudencia.

[4] Tendré atento el oído a la parábola o inspiración divina; al son del salterio descifraré mi enigma.

[5] ¿Qué es, pues, lo que he de temer yo en el aciago día? La iniquidad de mis pasos que me cercará por todos lados.

[6] ¡Ay de aquellos que confían en su poder, y se glorian en sus riquezas!

[7] El hermano no redime, ¿cómo redimirá otro hombre? Ninguno podrá ofrecer a Dios cosa que le aplaque,

[8] ni precio alguno en rescate de su alma, sino que penará para siempre.

[9] Y no obstante, vivirá perpetuamente.

[10] No verá él la muerte, cuando ha visto que mueren aun los sabios. ¡Ah!, el insensato y el necio, como todos, perecerán, y dejarán a los extraños sus riquezas,

[11] y el sepulcro será su eterna habitación, y sus pabellones pasarán de una a otra generación; esos hombres que dieron sus nombres a sus tierras, pensando eternizarse.

[12] Y el hombre, constituido en honor, no ha tenido discernimiento; se ha igualado con las bestias, y se ha hecho como uno de ellas.

[13] Este proceder suyo es causa de su perdición; y con todo habrá venideros que se complacerán en alabarle.

[14] Como los rebaños de ovejas serán metidos en el infierno; la muerte se cebará en ellos eternamente. Y los justos tendrán el dominio sobre ellos; y no habrá socorro que les valga en el infierno, después de su pasada gloria.

[15] Dios redimirá mi alma del poder del infierno, cuando él me recoja de este mundo.

[16] Tú no te turbes por más que un hombre se haga rico, y crezca el fausto de su casa.

[17] Puesto que cuando muera nada llevará consigo, ni le seguirá su gloria.

[18] Porque mientras él viva, será alabado; y él te bendecirá cuando le hicieres bien.

[19] Entrará al lugar de sus padres, y ya no verá jamás la luz.

[20] Porque el hombre, constituido en honor, no tuvo discernimiento; se ha igualado con los irracionales, y se ha hecho semejante a ellos.

Salmos, 48