logo burning flame
homeEditions
logo burning flame

Salmos, 37


add another edition

[1] Oh Señor, no me reprendas en medio de tu saña; ni en medio de tu cólera me castigues.

[2] Porque se me han clavado tus saetas y has cargado sobre mí tu mano.

[3] No hay parte sana en todo mi cuerpo, a causa de tu indignación; se me estremecen los huesos cuando considero mis pecados.

[4] Porque mis maldades sobrepujan por encima de mi cabeza; y como una carga pesada me tienen agobiado.

[5] Se enconaron y corrompieron mis llagas, a causa de mi necedad.

[6] Estoy hecho una miseria y encorvado hasta el suelo; ando todo el día cubierto de tristeza.

[7] Porque mis entrañas están llenas de ardor, y no hay en mi cuerpo parte sana.

[8] Afligido estoy y abatido en extremo; la fuerza de los gemidos de mi corazón me hace prorrumpir en alaridos.

[9] Oh Señor, bien ves todos mis deseos, y no se te ocultan mis gemidos.

[10] Mi corazón está conturbado; he perdido mis fuerzas; y hasta la misma luz de mis ojos me ha faltado ya.

[11] Mis amigos y mis deudos se arrimaron y se apostaron contra mí; y mis allegados se pararon a lo lejos.

[12] Entretanto aquellos que procuraban mi muerte, hacían todos sus esfuerzos; y los que anhelaban dañarme, hablaban mil sandeces; y estaban todo el día maquinando engaños.

[13] Pero yo, como si fuera sordo no los escuchaba, y estaba como mudo, sin abrir la boca.

[14] Y me hice como quien nada oye, y no tiene palabras con que replicar.

[15] Porque en ti tengo puesta, Señor, mi esperanza; tú me oirás, ¡oh Señor Dios mío!

[16] Pues yo dije: No triunfen sobre mí mis enemigos; los cuales, cuando ven vacilantes mis pies, se vanaglorian contra mí.

[17] Verdad es que yo estoy resignado al castigo; y siempre tengo presente mi dolor.

[18] Yo mismo confesaré mi iniquidad, y andaré siempre pensativo por causa de mi pecado.

[19] Entretanto mis enemigos viven, y se han hecho más fuertes que yo; y se han multiplicado los que me aborrecen injustamente.

[20] Los que vuelven mal por bien murmuraban de mí, porque seguía la virtud.

[21] ¡Ah! No me desampares, Señor Dios mío; no te apartes de mí.

[22] Acude pronto a socorrerme, ¡oh Señor Dios, salvador mío!

Salmos, 37