Salmos, 34
[1] Juzga, ¡oh Señor!, a los que me dañan; bate a los que pelean contra mí. •
[2] Armate y alza el escudo, y sal a defenderme. •
[3] Desenvaina la espada, y cierra con los que me persiguen; dile a mi alma: Yo soy tu salvador . •
[4] Queden cubiertos de confusión y vergüenza los que atentan contra mi vida. Sean puestos en fuga y en desorden los que maquinan contra mí. •
[5] Vengan a ser como el polvo que arrebata el viento; y estréchelos el ángel del Señor. •
[6] Sea su camino tenebroso y resbaladizo, y el ángel del Señor vaya persiguiéndolos; •
[7] ya que sin causa me armaron ocultamente el lazo de muerte, y ultrajaron injustamente mi alma. •
[8] Caiga mi enemigo en un lazo impensado, y caiga en la trampa que él puso en celada, y quede cogido en su mismo lazo. •
[9] Entretanto mi alma se regocijará en el Señor, y se deleitará en su salvador . •
[10] De todas las coyunturas de mis huesos saldrán voces que digan: ¡Oh Señor!, ¿quién hay semejante a ti, que libras al desvalido de las manos de los que pueden más que él, al necesitado y al pobre de los que lo despojan? •
[11] Levantándose testigos falsos, me interrogaban de cosas que yo ignoraba. •
[12] Me devolvían males por bienes, procurando quitarme la vida. •
[13] Pero yo mientras ellos me afligían, me cubría de cilicio, humillaba mi alma con el ayuno, no cesando de orar en mi corazón. •
[14] Con el amor que a un íntimo amigo, y como a un hermano mío, así los trataba; como quien está de luto y en tristeza, así me humillaba. •
[15] Mas ellos hacían fiesta, y se aunaron contra mí, descargaron sobre mí azotes a porfía, sin saber yo la causa. •
[16] Quedaron disipados, mas no arrepentidos; me tentaron, me insultaron con escarnio; rechinaron contra mí sus dientes. •
[17] ¡Oh Señor!, ¿cuándo volverás tus ojos? Libra mi alma de la malignidad de estos hombres, libra de estos leones al alma mía. •
[18] Yo te glorificaré, en medio de tu pueblo cantaré tus alabanzas. •
[19] No tengan el placer de triunfar sobre mí mis inicuos contrarios, los que sin causa me aborrecen, y con sus ojos muestran complacencia. •
[20] Pues conmigo ciertamente hablaban palabras de paz; mas en medio de su indignación, fija en tierra su vista, trazaban engaños. •
[21] Y abrían contra mí tanta boca, diciendo: ¡Ea, ea!, nuestros ojos lo han visto. •
[22] ¡Oh, Señor!, tú lo has visto, no guardes más tiempo silencio. Señor, no te alejes de mí. •
[23] Levántate, y entiende en mi juicio, ocúpate en mi causa, ¡oh mi Dios y Señor mío! •
[24] Júzgame según tu justicia, ¡oh Señor, mi Dios!, y no triunfen ellos sobre mí. •
[25] No digan en sus corazones: Albricias, hemos logrado nuestro deseo. Ni digan tampoco: Le hemos devorado. •
[26] Queden, Señor, todos ellos llenos de confusión y vergüenza, los que se congratulan por mis males. Cubiertos sean de ignominia y sonrojados los que se jactan contra mí. •
[27] Triunfen y se regocijen los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre los que desean la paz de su siervo: Glorificado sea el Señor. •
[28] Y publicará mi lengua tu justicia, y celebrará todo el día tus alabanzas. •