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Salmos, 30


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[1] Oh Señor, en ti tengo puesta mi esperanza; no quede yo para siempre confundido; sálvame, pues eres justo.

[2] Dígnate escucharme, acude prontamente a librarme. Sé para mí un Dios tutelar, y un alcázar de refugio para ponerme a salvo.

[3] Porque tú eres mi fortaleza y mi asilo; y por honra de tu Nombre me guiarás y sustentarás.

[4] Tú me sacarás del lazo que me tienen ocultamente armado, pues tú eres mi protector.

[5] En tus manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, ¡oh Señor Dios de la verdad!

[6] Tú aborreces a los que se pagan de supersticiones inútiles. Mas yo tengo puesta en el Señor mi esperanza.

[7] En tu misericordia me regocijaré, y saltaré de gozo. Porque te dignaste volver los ojos a mi abatimiento, y sacaste de apuro mi alma.

[8] No me dejaste encerrado en manos del enemigo, sino que abriste ancho camino a mis pies.

[9] Apiádate de mí, ¡oh Señor! porque me veo atribulado. Mi vista, mi espíritu, mis entrañas se han conturbado por el pesar o indignación.

[10] Pues de puro dolor se va consumiendo mi vida y mis años con tanto gemir. Se ha debilitado mi vigor a causa de la miseria, y todos mis huesos se hallan dislocados.

[11] He venido a ser el oprobio de todos mis enemigos, y principalmente de mis vecinos; y objeto de horror para mis conocidos. Los que me veían, huían lejos de mí.

[12] Fui borrado de su corazón, y puesto en olvido como un muerto; fui considerado como un mueble inútil.

[13] Porque yo oía los denuestos de muchos que estaban alrededor mío; los cuales al conjurarse contra mí, trazaron entre ellos quitarme la vida.

[14] Pero yo, Señor, puse en ti mi esperanza. Y tú eres, dije yo, mi Dios;

[15] en tus manos está mi suerte. Líbrame del poder de mis enemigos, y de aquellos que me persiguen.

[16] Derrama sobre tu siervo la luz de tu rostro; sálvame por tu misericordia.

[17] ¡Oh Señor!, no quede yo confundido ya que te he invocado. Queden, sí, avergonzados los impíos, y sean derribados al profundo.

[18] Enmudezcan los labios fraudulentos, que hablan inicuamente contra el justo con soberbia y menosprecio.

[19] ¡Oh, cuán grande es, Señor, la dulzura que tienes reservada para los que te temen! Tú la has comunicado abundantemente, a vista de los hijos de los hombres, a aquellos que tienen puesta en ti su esperanza.

[20] Tú los esconderás donde está escondido tu rostro, preservándolos de los alborotos de los hombres. Los pondrás en tu Tabernáculo, a cubierto de las lenguas maldicientes.

[21] Bendito sea el Señor que ha ostentado maravillosamente su misericordia conmigo en la ciudad fortificada.

[22] Yo, es verdad, que dije en un arrebato de mi genio: Arrojado me hallo de tu vista. Por eso mismo te dignaste oír mi oración, mientras a ti clamaba.

[22] 1Sm. 27, 6

[23] Amad al Señor, santos suyos todos; porque el Señor inquirirá la verdad, y dará el pago bien cumplido a los que obran con soberbia.

[24] Portaos varonilmente todos vosotros los que tenéis puesta en el Señor vuestra esperanza, y tened buen ánimo.

Salmos, 30