Salmos, 3
[1] ¡Ah, Señor! ¿Cómo es que se han aumentado tanto mis perseguidores? Son muchísimos los que se han rebelado contra mí. •
[2] Muchos dicen de mí: Ya no tiene que esperar de su Dios salvación o amparo. •
[3] Pero tú, ¡oh Señor!, tú eres mi protector, mi gloria, y el que me haces levantar cabeza. •
[4] A voces clamé al Señor, y él me oyó benigno desde su santo monte. •
[5] Yo me dormí, y me entregué a un profundo sueño; y me levanté, porque el Señor me tomó bajo su amparo. •
[6] No temeré, pues, a ese innumerable gentío que me tiene cercado; levántate, ¡oh Señor!, sálvame tú, Dios mío. •
A pesar de tener tantos enemigos, quien confía en Dios no quedará defraudado.
[7] Pues tú has castigado a todos los que sin razón me hacen guerra; les has quebrado los dientes a los pecadores. •
[8] Del Señor nos viene la salvación; y tú, oh Dios mío, bendecirás a tu pueblo. •