Salmos, 2
[1] ¿Por qué causa se han embravecido tanto las naciones, y los pueblos maquinan vanos proyectos? •
[2] Se han coligado los reyes de la tierra; y se han confederado los príncipes contra el Señor, y contra su Cristo o Mesías. •
[3] Rompamos, dijeron, sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo. •
[4] Mas aquel que reside en los cielos se burlará de ellos; se mofará de ellos el Señor. •
Y de sus vanos proyectos. La necedad de la rebelión queda en claro ante la presencia de Dios.
[5] Entonces les hablará él en su indignación y los llenará de terror con su saña. •
[6] Mas yo he sido por él constituido rey sobre Sión, su santo monte, para predicar su ley. •
[7] A mí me dijo el Señor: Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy. •
Hb. 1, 5; 5, 5; Act. 13, 33.
[8] Pídeme, y te daré las naciones en herencia tuya, y extenderé tu dominio hasta los extremos de la tierra. •
[9] Los regirás con cetro de hierro; y si te resisten, los desmenuzarás como un vaso de barro. •
[10] Ahora pues, ¡oh reyes!, entendedlo: Sed instruidos vosotros los que juzgáis o gobernáis la tierra. •
[11] Servid al Señor con temor, y regocijaos en él, poseídos siempre de un temblor santo. •
[12] Abrazad la buena doctrina; no sea que al fin se irrite el Señor, y perezcáis descarriados de la senda de la justicia. Porque cuando de aquí a poco se inflamare su ira, bienaventurados todos aquellos que ponen en él su confianza. •