Salmos, 142
[1] ¡Oh Señor!, escucha benigno mi oración; presta oídos a mi súplica, según la verdad de tus promesas; óyeme por tu misericordia. •
2 Sam 17.
[2] Mas no quieres entrar en juicio con tu siervo; porque ningún viviente puede aparecer justo en tu presencia. •
[3] Ya ves cómo el enemigo ha perseguido mi alma; abatida tiene hasta el suelo la vida mía. Me ha confinado en lugares tenebrosos, como a los que murieron hace ya un siglo. •
[4] Mi espíritu padece terribles angustias; está mi corazón en continua zozobra. •
[5] Mas me acordé luego de los días antiguos; me puse a meditar todas tus obras; ponderaba los efectos maravillosos de tu poder. •
[6] Levanté mis manos hacia ti como tierra falta de agua, así está por ti suspirando el alma mía. •
[7] Oyeme luego, ¡oh Señor!, mi espíritu ha desfallecido. No retires de mí tu rostro; haz que no haya de contarme ya entre los muertos. •
[8] Hazme sentir cuanto antes tu misericordia, pues en ti he puesto mi esperanza. Muéstrame el camino que debo seguir, ya que hacia ti he levantado mi corazón. •
[9] Líbrame, ¡oh Señor!, de mis enemigos; a ti me acojo. •
[10] Enséñame a cumplir tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Entonces tu espíritu es infinitamente bueno, me conducirá a la tierra de la rectitud y santidad. •
A Jerusalén, tierra de los justos.
[11] Por amor de tu Nombre, ¡oh Señor!, me darás la vida, según la justicia de tus promesas. A mi alma la sacarás de la tribulación,
[12] y por tu misericordia disiparás a mis enemigos; y perderás a todos los que afligen el alma mía, puesto que siervo tuyo soy. •