Job, 5
[1] Llama, pues, algún defensor tuyo, si es que hay quien te responda, y vuelve tu vista a alguno de los santos. •
A ver si Dios los ha tratado así. Es una advertencia contra los lamentos inútiles.
[2] Verdaderamente que al necio le mata la cólera, y al apocado le quita la vida la envidia. •
[3] Yo vi al necio bien arraigado; pero al instante maldije su aparente lozanía. •
[4] Estarán sus hijos muy lejos de la salud, o felicidad, y serán hollados en las puertas, sin que haya quien los defienda ni ampare. •
[5] Sus mieses las devorará un hambriento; y gente armada echará mano de él, y se le llevará cautivo, y hombres sedientos se sorberán sus riquezas.
[6] Ninguna cosa sucede en el mundo sin motivo, que no brotan del suelo los trabajos. •
Son disposiciones de la providencia de Dios.
[7] Porque el hombre nace para trabajar y padecer, como el ave para volar. •
[8] Por tanto, yo rogaré al Señor, y enderezaré a Dios mi oración; •
[9] el cual hace cosas grandes e inescrutables y maravillas sin cuento;
[10] que derrama la lluvia sobre la faz de la tierra, y todo lo riega con sus aguas;
[11] que ensalza a los humildes, y alienta con prosperidades a los tribulados;
[12] que disipa las maquinaciones de los malignos, para que sus manos no puedan completar lo que comenzaron;
[13] que prende a los astutos con las mismas redes de ellos, y desvanece los designios de los malvados, •
[14] de suerte que en pleno día se encontrarán en tinieblas, y a mediodía andarán a tientas como si fuese de noche.
[15] Entretanto el Señor salvará al desvalido de la espada de sus lenguas, y al pobre de las manos del hombre violento. •
[16] No, no quedará frustrada la esperanza del mendigo, y los inicuos no osarán despegar sus labios. •
[17] Dichoso el hombre a quien el mismo Dios corrige; no desprecies, pues, la corrección del Señor.
[18] Porque él mismo hace la llaga y la sana; hiere, y cura con sus manos.
[19] A las seis tribulaciones te libertará, y a la séptima ya no tocará el mal. •
Que haya resuelto enviarte.
[20] El te salvará de la muerte en tiempo de hambre, y en la guerra del golpe de la espada.
[21] Estarás a cubierto del azote de lenguas malignas, y no temerás la calamidad cuando viniere. •
[22] En medio de la desolación y la carestía general tú te reirás; no temerás las bestias salvajes; •
[23] antes bien estarán en alianza contigo hasta las piedras de los campos, y las bestias fieras del país serán para ti mansas, •
[24] y verás reinar la paz y abundancia en tu morada; y no cometerás falta en el gobierno de tu dichosa casa. •
[25] Verás también multiplicarse tu linaje, y crecer tu descendencia como la hierba del prado.
[26] En fin, lleno de años entrarás en el sepulcro; al modo que el montón de trigo se recoge en las trojes a su debido tiempo. •
[27] Mira que lo que acabamos de exponerte es así como lo decimos; reflexiónalo, pues, y medítalo para contigo mismo. •