Jeremías, 42
[1] Y vinieron todos los oficiales de la milicia, y Johanán, hijo de Caree, y Jezonías, hijo de Osaías, y el resto del pueblo, pequeños y grandes, •
[2] y dijeron al profeta Jeremías: Condesciende a nuestra súplica, y haz oración al Señor tu Dios por nosotros y por todos estos restos del pueblo, pues pocos hemos quedado de muchos que éramos, conforme estás viendo tú con tus ojos, •
[3] y nos haga conocer el Señor Dios tuyo el camino que debemos seguir, y aquello que hemos de hacer. •
[4] Les respondió el profeta Jeremías: Bien está, he aquí que voy a hacer oración al Señor Dios vuestro, conforme me lo habéis pedido; cualquiera cosa que me responda el Señor, yo os la manifestaré sin ocultaros nada.
[5] Y dijeron ellos a Jeremías: Sea el Señor entre nosotros testigo de la verdad y sinceridad nuestra y castíguenos, si no cumpliéremos fielmente todo cuanto nos mandare decir por tu boca el Señor Dios tuyo. •
[6] Ya sea cosa favorable, ya sea adversa, obedeceremos a la voz del Señor Dios nuestro, a quien te enviamos; para que, obedeciendo a la voz del Señor Dios nuestro, nos vaya prósperamente. •
[7] Pasados, pues, diez días, habló el Señor a Jeremías; •
[8] el cual llamó a Johanán, hijo de Caree, a todos los oficiales de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo, pequeños y grandes,
[9] y les dijo: Esto dice el Señor Dios de Israel a quien me habéis enviado, para que expusiese humildemente vuestros ruegos ante su acata-miento:
[10] Si permaneciereis quietos en esta tierra, yo os restauraré, y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré; porque yo estoy aplacado con el castigo que os he enviado. •
[11] No temáis al rey de Babilonia, del cual tenéis tanto miedo; no lo temáis, dice el Señor, porque yo soy con vosotros para salvaros, y libraros de sus manos.
[12] Y usaré con vosotros de misericordia, y me apiadaré de vosotros, y haré que habitéis en vuestra tierra. •
[13] Mas si vosotros dijereis: No queremos permanecer en esta tierra, ni escuchar lo que dice el Señor Dios nuestro;
[14] y continuáis diciendo: No, no; sino que nos vamos a la tierra de Egipto, en donde no veremos guerra, ni oiremos sonidos de trompetas, ni padeceremos hambre, y allí permaneceremos:
[15] En este caso, oíd ahora, ¡oh resto de Judá!, lo que dice el Señor: Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Si vosotros os obstináis en querer ir a Egipto, y fuereis a habitar allí, •
[16] allí en la tierra de Egipto os alcanzará la espada que vosotros teméis; y el hambre de que receláis vosotros, allí en Egipto se os echará encima, y allí hallaréis la muerte.
[17] Y todos cuantos se hayan obstinado en querer ir a Egipto para habitar allí, perecerán al filo de la espada, y de hambre, y de peste; no quedará ninguno de ellos con vida, ni escapará del castigo que yo descargaré sobre ellos.
[18] Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Al modo que se encendió mi furor y mi indignación contra los moradores de Jerusalén , del mismo modo se encenderá contra vosotros la indignación mía cuando hayáis entrado en Egipto; y seréis objeto de execración, y de pasmo, y de maldición, y de oprobio, y nunca jamás volveréis a ver este lugar. •
[19] ¡Oh restos de Judá!, el Señor es el que os dice: No vayáis a Egipto; tened bien presente que yo os he protestado en este día •
[20] que os habéis engañado a vosotros mismos, pues me habéis enviado a hablar al Señor Dios nuestro, diciendo: Ruega por nosotros al Señor Dios nuestro, y todo aquello que te dirá el Señor Dios nuestro anúncianoslo del mismo modo, y lo practicaremos. •
[21] Y hoy os lo he referido, y vosotros no habéis querido obedecer lo que dice el Señor Dios vuestro, acerca de todas aquellas cosas sobre las cuales me ha mandado hablaros.
[22] Ahora bien, tened entendido de cierto que moriréis al filo de la espada, y de hambre, y de peste, allí donde habéis querido ir a habitar.