Genesis, 32
[1] Jacob entonces prosiguió el viaje comenzado, y le salieron al encuentro ángeles de Dios, •
[2] vistos los cuales, dijo: He aquí los campamentos de Dios; y llamó a aquel lugar Mahanaim, esto es, Campamentos. •
[3] De aquí también despachó mensajeros delante de sí a su hermano Esaú a tierra de Seir, en la Idumea, •
[4] dándoles esta orden: Hablaréis de esta manera a mi señor Esaú: Jacob tu hermano te envía a decir lo siguiente: Me fui peregrinando a casa de Labán, y en ella he estado hasta el día presente. •
[5] Tengo bueyes, y asnos, y ovejas, y esclavos, y esclavas; y ahora envío estos mensajeros a mi señor, con deseo de hallar gracia en su presencia.
[6] Los enviados volvieron a Jacob , diciendo: Fuimos a tu hermano Esaú; y él mismo viene presuroso a tu encuentro con cuatrocientos hombres. •
[7] Concibió Jacob grandísimo miedo; y lleno de terror, dividió la gente que tenía consigo, junto con los ganados de ovejas, y de bueyes, y de camellos, en dos bandas,
[8] diciendo: Si Esaú acometiere una banda y la destrozare, la otra banda que resta se salvará.
Observa San Agustín que el justo, al tiempo que confía en Dios, no ha de omitir las diligencias y recursos humanos.
[9] Dijo después Jacob : ¡Oh Dios de mi padre Abrahán, y Dios de mi padre Isaac!, ¡tú, Señor, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra, y al lugar de tu nacimiento , que yo te colmaré de beneficios! •
[10] Yo soy indigno de todas tus misericordias, y de la fidelidad con que has cumplido a tu siervo las promesas que le hiciste; sólo con mi simple cayado pasé este río Jordán, y ahora vuelvo con dos cuadrillas de gentes y ganados. •
[11] Líbrame, te ruego, porque le temo mucho; no sea que arremetiendo, acabe con madres e hijos. •
[12] Tú has prometido hacerme mil bienes, y dilatar mi descendencia como las arenas del mar, que por la muchedumbre no pueden contarse.
[13] Habiendo, pues, dormido allí aquella noche, separó de todo lo que tenía, lo que había destinado para regalar a su hermano Esaú,
[14] es a saber, doscientas cabras, veinte machos de cabrío, doscientas ovejas, y veinte carneros,
[15] treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas, veinte toros, y veinte asnas, con diez de sus pollinos; •
[16] y envío por medio de sus criados cada manada de éstas de por sí, y dijo a los mozos: Id delante de mí, dejando algún trecho entre manada y manada.
[17] Y dio esta orden al primero: Si encontrares a mi hermano Esaú, y te preguntare: ¿De quién eres? o ¿a dónde vas? o ¿de quién es eso que conduces?
[18] has de responder: Es un regalo de tu siervo Jacob , que le envía a mi señor Esaú, y él mismo en persona viene detrás de nosotros.
[19] Las mismas órdenes dio al segundo, y al tercero, y a todos los demás que iban detrás de aquellas manadas, diciendo: En los mismos términos habéis de hablar a Esaú, cuando le encontréis.
[20] Y no dejéis de añadir: Tu siervo Jacob en persona, viene siguiendo detrás de nosotros; porque dijo: Le aplacaré con los regalos que preceden, y después me presentaré a él, quizá se me mostrará propicio. •
[21] Remitió, pues, los dones por delante, y él pasó aquella noche en el campamento.
[22] Y levantándose muy temprano, tomó sus dos mujeres, y las dos criadas con los once hijos, y pasó el vado de Jaboc. •
[23] Y después de haber hecho pasar todo lo que le pertenecía, •
[24] se quedó solo, y he aquí que se le apareció un personaje, que comenzó a luchar con él hasta la mañana. •
La mayor parte de los Padres e intérpretes reconocen en este personaje que luchaba con Jacob a un ángel del Señor, que representaba a Dios, o al Hijo de Dios; y así en el versículo 30 se le llama Dios.
[25] Este varón respetable, viendo que no podía sobrepujar a Jacob , le tocó el tendón del muslo, que al instante se secó. •
No permitió Dios que el ángel usara toda su fuerza, aunque tocando el muslo de Jacob y dejándole seco, dio a entender su virtud excelsa.
[26] Y le dijo: Déjame ir, que ya raya el alba. Jacob respondió: No te dejaré ir, si antes no me das la bendición.
[27] ¿Cómo te llamas?, le preguntó el ángel. El respondió: Jacob .
[28] No ha de ser ya tu nombre Jacob , dijo entonces el ángel, sino Israel, porque si con el mismo Dios te has mostrado fuerte, ¿cuánto más prevalecerás contra todos los hombres? •
Israel significa hombre que ve a Dios, y también Príncipe de Dios, esto es, grande, o invencible. En este último sentido parece que se lo aplicó el ángel.
[29] Le preguntó Jacob : Dime, ahora, ¿cuál es tu nombre? Respondió: ¿Por qué quieres saber mi nombre? Y allí mismo le dio su bendición. •
[30] Por donde Jacob llamó aquel lugar Fanuel, diciendo: Yo he visto a Dios cara a cara, y mi vida ha quedado a salvo. •
San Cirilo observa que antiguamente se creía que el ver a un ángel llevaba con perder los sentidos y aun la vida.
[31] Al punto que partió de Fanuel, le salió el sol; mas él iba cojeando de un pie. •
[32] Por este motivo los hijos de Israel, hasta el día de hoy, no comen del nervio de los animales, correspondiente al que se secó en el muslo de Jacob ; en memoria de que habiendo tocado el ángel dicho nervio, quedó éste sin movimiento. •