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Ezequiel, 46


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[1] Esto dice el Señor Dios: La puerta del atrio interior que mira el oriente estará cerrada los seis días que son de trabajo; mas el día del sábado se abrirá, y se abrirá también en el día de las calendas.

[2] Y entrará el príncipe por el vestíbulo de la puerta de afuera y se parará en el umbral de la puerta y los sacerdotes ofrecerán por él holocausto y las hostias pacíficas; y hará su oración desde el umbral de la puerta, y se saldrá, la puerta no se cerrará hasta la tarde.

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Desde este lugar, el más inmediato al atrio de los sacerdotes, el rey veía cuando los sacerdotes ofrecían los holocaustos. El pueblo no podía llegar al umbral de esta puerta.

[3] Y el pueblo hará su adoración delante del Señor a la entrada de aquella puerta, en los sábados y en las calendas.

[4] Y éste es el holocausto que el príncipe ofrecerá al Señor: En el día del sábado seis corderos sin defecto, y un carnero sin defecto;

[5] y la ofrenda de un efí de harina con el carnero, y lo que él quisiere con los corderos; y además un hin de aceite por cada efí.

[6] En el día de las calendas ofrecerá un becerro de la vacada que no tenga defecto, y seis corderos, y seis carneros igualmente sin defecto;

[7] y con cada becerro ofrecerá un efí de harina, y otro efí con cada uno de los carneros; mas con los corderos dará la cantidad que quisiere; y además un hin de aceite por cada efí.

[8] Cada vez que deba entrar el príncipe, entre por la parte del vestíbulo de la puerta oriental, y salga por el mismo camino.

[9] Y cuando entre el pueblo de la tierra a la presencia del Señor en las solemnidades, aquel que entrare por la puerta septentrional para adorar, salga por la puerta del mediodía; y aquel que entrare por la puerta del mediodía, salga por la puerta septentrional. Nadie saldrá por la puerta que ha entrado, sino por la que está en frente de ella.

[10] Y el príncipe en medio de ellos entrará y saldrá por su puerta, como los demás que entran y salen.

[11] Y en las ferias o fiestas y solemnidades ofrecerá un efi de harina con cada carnero, y con los corderos lo que se quisiere; y además un hin de aceite con cada efí.

[12] Y cuando el príncipe ofreciere al Señor un holocausto voluntario, o un voluntario sacrificio pacífico, le abrirán la puerta oriental, y ofrecerá su holocausto y sus hostias pacíficas, como suele practicarse en el día de sábado; y se irá; y luego que haya salido se cerrará la puerta.

[13] Ofrecerá él también todos los días en holocausto al Señor un cordero primal, sin defecto, lo ofrecerá siempre por la mañana.

[14] Y con él ofrecerá también cada mañana la sexta parte de un efí de harina, y la tercera parte de un hin de aceite, para mezclarse con la harina, sacrificio del Señor según la ley, perpetuo y diario.

[15] Ofrecerá el cordero y el sacrificio de la harina y el aceite cada mañana; holocausto sempiterno.

[16] Esto dice el Señor Dios: Si el príncipe hiciere alguna donación a uno de sus hijos, pasará ella en herencia a los hijos de éste, los cuales la poseerán por derecho hereditario.

[17] Pero si él de su herencia hiciere un legado a alguno de sus criados, éste lo poseerá hasta el año del jubileo; y entonces la cosa legada volverá al príncipe; quedarán, pues, para sus hijos las heredades suyas.

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Lv. 25, 10.

[18] No tomará el príncipe por la fuerza cosa alguna de la heredad del pueblo, y de cuanto éste posea; sino de sus propios bienes dará una herencia a sus hijos, para que ninguno de mi pueblo sea despojado de sus posesiones.

[19] Después el ángel por una entrada que estaba junto a la puerta, me introdujo en las cámaras del santuario pertenecientes a los sacerdotes, las cuales estaban al norte; y había allí un lugar que caía hacia el poniente.

[20] Y me dijo el ángel: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las víctimas ofrecidas por el pecado y por el delito; donde cocerán aquello que se sacrifica, a fin de que no se saque al atrio exterior, y no quede el pueblo consagrado.

[21] Y me sacó fuera del atrio exterior, y me llevó alrededor por los cuatro lados del patio; y vi que en el ángulo del patio había un zaguanete en cada ángulo del patio.

[22] Estos zaguanetes así dispuestos en los cuatro ángulos, tenían de largo cuarenta codos y treinta codos de ancho, los cuatro tenían una misma medida.

[23] Y había una pared que rodeaba los cuatro zaguanetes, y debajo de los pórticos estaban construidas alrededor la cocinas.

[24] Y me dijo el ángel: Este es el edificio de las cocinas, en el cual los sirvientes de la casa del Señor cocerán las víctimas de que ha de comer el pueblo.

Ezequiel, 46