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Ezequiel, 37


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[1] La virtud del Señor se hizo sentir sobre mí, y me sacó fuera en espíritu del Señor; y me puso en medio de un campo que estaba lleno de huesos.

[2] Y me hizo dar una vuelta alrededor de ellos, estaban en grandísimo número tendidos sobre la superficie del campo y secos en extremo.

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La resurrección de los muertos simboliza la vida o libertad que el Señor dará a su pueblo.

[3] Me dijo, pues, el Señor: Hijo de hombre, ¿crees tú acaso que estos huesos vuelvan a tener vida? ¡Oh Señor Dios!, respondí yo, tú lo sabes.

[4] Entonces me dijo él: Profetiza acerca de estos huesos, y les dirás: Huesos áridos, oíd las palabras del Señor:

[5] Esto dice el Señor Dios a esos huesos: He aquí que yo infundiré en vosotros el espíritu, y viviréis;

[6] y pondré sobre vosotros nervios, y haré que crezcan carnes sobre vosotros, y las cubriré de piel, y os daré espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor.

[7] Y profeticé como me lo había mandado; y mientras yo profetizaba se oyó un ruido, y he aquí una conmoción grande, y se unieron huesos a huesos, cada uno por su propia coyuntura.

[8] Y miré, y observé que iban saliendo sobre ellos nervios y carnes, y que por encima se cubrían de piel; mas no tenían espíritu o vida.

[9] Y me dijo el Señor: Profetiza al espíritu, profetiza, oh hijo de hombre, y dirás al espíritu: Esto dice el Señor Dios: Ven tú, ¡oh espíritu!, de las cuatro partes del mundo, y sopla sobre estos muertos, y resuciten.

[10] Profeticé, pues, como me lo había mandado; y entró el espíritu en los muertos, y resucitaron; y se puso en pie una muchedumbre grandísima.

[11] Y me dijo el Señor: Hijo de hombre, todos esos huesos representan la familia de Israel; ellos dicen: Se secaron nuestros huesos y pereció nuestra esperanza, y nosotros somos ya ramas cortadas.

[12] Por tanto, profetiza tú, y les dirás: Esto dice el Señor Dios: Mirad, yo abriré vuestras sepulturas, y os sacaré fuera de ellas, ¡oh pueblo mío!, y os conduciré desde vuestro cautiverio a la tierra de Israel.

[13] Y conoceréis que yo soy el Señor cuando yo haya abierto vuestras sepulturas, ¡oh pueblo mío!, y os haya sacado de ellas,

[14] y haya infundido en vosotros mi espíritu, y tendréis vida, y os dé el que reposéis en vuestra tierra; y conoceréis que yo el Señor hablé, y lo puse por obra, dice el Señor Dios.

[15] Me habló nuevamente el Señor, diciendo:

[16] Y tú, ¡oh hijo de hombre!, tómate una vara, y escribe sobre ella: A Judá y a los hijos de Israel sus compañeros; y toma otra vara, y escribe sobre ella: A José, vara de Efraín, y a toda la familia de Israel, y a los que con ella están.

[17] Y acerca una vara a la otra, como para formarte de las dos una sola vara; y ambas se harán en tu mano una sola.

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Después de la cautividad, todas las tribus se llamaron pueblo de Judá.

[18] Entonces cuando los hijos de tu pueblo te pregunten, diciendo: ¿No nos explicarás qué es lo que quieres significar con eso?,

[19] tú les responderás: Esto dice el Señor Dios: He aquí que yo tomaré la vara de José que está en la mano de Efraín, y las tribus de Israel que le están unidas; y las juntaré con la vara de Judá y haré de ellas una sola vara o un solo cetro, y serán una sola en su mano.

[20] Y tendrás a vista de ellos en tu mano las varas en que escribiste;

[21] y les hablarás así: Esto dice el Señor Dios: He aquí que yo tomaré a los hijos de Israel en medio de las naciones a donde fueron, y los recogeré de todas partes, y los conduciré a su tierra.

[22] Y formaré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de Israel, y habrá solamente un rey que los mande a todos, y nunca más formarán ya dos naciones, ni en lo venidero estarán divididos en dos reinos.

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Jn. 10, 16.

[23] No se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con todas sus maldades; y yo los sacaré salvos de todos los lugares donde ellos pecaron, y los purificaré, y serán ellos el pueblo mío, y yo seré su Dios.

[24] Y el siervo mío David será el rey suyo, y uno solo será el pastor de todos ellos; y observarán mis leyes, y guardarán mis preceptos, y los pondrán por obra.

[25] Y morarán sobre la tierra que yo di a mi siervo Jacob , en la cual moraron vuestros padres; y en la misma morarán ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos eternamente; y David mi siervo será perpetuamente su príncipe.

[26] Y haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza sempiterna; y les daré firme estabilidad, y los multiplicaré, y colocaré en medio de ellos mi santuario para siempre.

[27] Y tendré junto a ellos mi tabernáculo, y yo seré su Dios, y ellos serán el pueblo mío.

[28] Y conocerán las naciones que yo soy el Señor, el santificador de Israel, cuando esté perpetuamente mi santuario en medio de ellos.

Ezequiel, 37