Ezequiel, 31
[1] En el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, me habló el Señor, y dijo: •
[2] Hijo de hombre, di al faraón, rey de Egipto y a su pueblo: ¿A quién te has comparado en tu grandeza? •
[3] Depón ese orgullo; mira a Asur, que cual cedro sobre el Líbano, de hermosos ramos y frondosas hojas, y de sublime altura, elevaba su copa en medio de sus densas ramas. •
[4] Le nutrieron las aguas, y un abismo o mar inmenso lo encumbró; sus ríos corrían alrededor de sus raíces, y él hacía pasar sus arroyos por todos los árboles de aquella región. •
[5] Por eso superó en altura todos los árboles del país, y se multiplicaron sus arboledas, y se dilataron merced a la abundancia de las aguas.
[6] Y como él arrojaba una gran sombra, anidaron bajo de sus ramas todas las aves del cielo, y criaron debajo de su frondosidad todas las bestias de los bosques, y a su sombra se acogía un inmenso gentío.
[7] Y era un árbol hermosísimo por su elevación y por la extensión de sus ramas; porque sus raíces se hallaban cerca de abundantes aguas.
[8] En el paraíso de Dios no hubo cedros más empinados que él; no igualaron los abetos su copa; ni los plátanos emparejaron con sus ramas; no hubo en el paraíso de Dios un árbol semejante a él, ni de tanta hermosura. •
[9] Y porque yo lo hice tan hermoso, y de tantas y tan frondosas ramas, tuvieron envidia de él todos los árboles deliciosos que había en el paraíso de Dios. •
[10] Por lo cual esto dice el Señor Dios: Porque él se ha encumbrado, y ostentado su verde y frondosa copa, y su corazón se ha ensoberbecido viéndose tan alto,
[11] yo lo he entregado en poder del más fuerte de entre los pueblos, el cual hará de él lo que quiera; yo lo he desechado, según merecía su impiedad. •
[12] Y unas gentes extrañas, y de las más feroces entre las naciones, lo troncharán y lo arrojarán sobre los montes, y sus ramas caerán por todos los valles, y quedarán cortados sus arbustos en todas las rocas de la tierra; y todos los pueblos de la tierra se retirarán de su sombra, y lo abandonarán. •
[13] Sobre sus ruinas posarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias del país. •
[14] Por esta causa ninguno de los árboles plantados junto a la corriente de las aguas se engreirá en su grandeza, ni elevará su copa entre las espesas arboledas, ni se fiarán en su grandeza todos estos árboles de regadío; porque todos han sido entregados en poder de la muerte, cayeron en la profunda fosa, como los demás hijos de los hombres que descienden al sepulcro. •
[15] Esto dice el Señor Dios: En el día en que él descendió a los infiernos o al sepulcro, causé yo un duelo grande, lo sumergí en el abismo, y vedé a sus ríos que lo regasen, y detuve las abundantes aguas. El Líbano se entristeció por causa de él, y se estremecieron todos los árboles del campo. •
[16] Con el estruendo de su ruina hice estremecer las naciones, así que yo lo vi caer en el infierno con los demás que bajan al sepulcro; y se consolaron allá en lo profundo de la tierra todos los príncipes o árboles del jardín de delicias, insignes y famosos en el Líbano, todos los que eran regados de las aguas. •
[17] Porque ellos descendieron también con él al infierno con los que perecieron al filo de la espada; los cuales siendo como el brazo del rey estaban bajo su sombra entre las naciones. •
[18] ¿A quién te has hecho semejante, oh faraón, oh árbol ilustre y sublime entre los árboles del jardín de delicias? He aquí que con los árboles del jardín de delicias has sido precipitado al profundo de la tierra; en medio de los incircuncisos, dormirás tú con aquellos que fueron pasados a cuchillo. Así sucederá al faraón y a toda su gente, dice el Señor Dios. •