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Ezequiel, 16


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[1] Me habló de nuevo el Señor, diciendo:

[2] Hijo de hombre, haz conocer a Jerusalén sus abominaciones,

[3] y dile: Esto dice el Señor Dios a Jerusalén : Tu origen y tu raza es de tierra de Canaán, amorreo era tu padre, y cetea tu madre.

[4] Y cuando tú saliste a luz, en el día de tu nacimiento , no te cortaron el ombligo, ni te lavaron con agua saludable, ni usaron contigo la sal, ni fuiste envuelta en pañales.

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Era costumbre entre los orientales bañar al niño mezclando sal en el agua, porque creían que se fortalecería.

[5] Nadie te miró compasivo, ni se apiadó de ti, para hacer contigo alguno de estos oficios; sino que fuiste echada sobre el suelo con desprecio de tu vida el mismo día en que naciste.

[6] Pasando yo cerca de ti, te vi ensuciada aún en tu propia sangre; y te dije cuando estabas envuelta en tu sangre: Vive, vive, te dije, ¡oh tú que éstas envuelta en tu sangre!

[7] Como la hierba del prado te hice crecer; y tú creciste, y te hiciste grande, y llegaste a la edad y tiempo de usar los adornos mujeriles, al tiempo de la pubertad; pero tú estabas desnuda y cubierta de ignominia.

[8] Y pasé junto a ti, y te vi, y estabas tú ya entonces en la edad de los amores, o en la pubertad, y extendí yo sobre ti la punta de mi manto y cubrí tu ignominia, y te hice un juramento, e hice contigo un contrato, dice el Señor Dios, y desde entonces fuiste mía.

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Rt. 3, 9.

[9] Y te lavé con agua, y te limpié de tu sangre, y te ungí con óleo.

[10] Y te vestí con ropas de varios colores, y te di calzado de color de jacinto y ceñidor de lino fino, y te vestí con un manto finísimo.

[11] Y te engalané con ricos adornos, y puse brazaletes en tus manos y un collar alrededor de tu cuello.

[12] Y adorné con joyas tu frente, y tus orejas con zarcillos, y tu cabeza con hermosa diadema,

[13] y quedaste ataviada con oro y con plata, y vestida de fino lienzo y de bordados de varios colores, se te dio para comer la flor de harina con miel y aceites, viniste en fin a ser extremadamente bella, y llegaste a ser la reina del mundo.

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Otros traduceny llegaste a formar ya un reino.

[14] Y tu hermosura te dio fama entre las naciones, por causa de los adornos que yo puse en ti, dice el Señor Dios.

[15] Envanecida con tu hermosura, te prostituiste, como si fueras dueña de ti, y te ofreciste lujuriosa a todo el que pasaba, entregándote a él.

[16] Y cogiendo tus vestidos, y cosiendo de aquí y de allí, hiciste de ellos adornos para los ídolos de las alturas; en donde tú de tal manera te prostituiste, que nunca jamás se había visto ni se verá cosa semejante.

[17] Y echando mano de los adornos de tu gloria, hechos con mi oro y con mi plata, los cuales te había yo dado, hiciste de ellos figuras humanas, y has idolatrado con ellas.

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Alude a los ídolos que hizo fundir Acaz del metal de los vasos sagrados, erigiendo altares en las esquinas de Jerusalén y que fueron destruidos por Ezequías. 2Pa. 28, 24; 30, 14.

[18] Y tus vestidos de diversos colores los empleaste en las imágenes de tus ídolos, y a ellas ofreciste el óleo mío y mis perfumes.

[19] Y el pan que yo te di, y la flor de harina, el óleo y la miel con que yo te alimentaba, lo presentaste ante ellos como ofrenda de suave olor; esto hiciste, dice el Señor Dios.

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La miel no se ofrecía a Dios; pero los gentiles la presentaban a los ídolos. Lv. 2, 11.

[20] Y tomaste tus hijos e hijas, que habías engendrado para mí, y se los sacrificaste para que fuesen devorados del fuego. ¿Y te parece poca cosa tu prostitución?

[21] Tú inmolaste mis hijos, y los diste a los ídolos, a los cuales los consagraste.

[22] Y después de todas tus abominaciones y prostituciones, te has olvidado de los tiempos de tu mocedad; cuando te hallabas desnuda y llena de ignominia, envuelta en tu propia sangre.

[23] Y acaeció que después de tanta malicia tuya (¡ay!, ¡ay de ti!, dice el Señor Dios),

[24] te construiste lupanares; y te hiciste ramerías en todas las plazas;

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Altares dedicados a los ídolos.

[25] en toda encrucijada de camino pusiste tú la señal de prostitución; y has hecho abominable tu hermosura, y te abandonaste a todo caminante, y multiplicaste tus fornicaciones, o idolatrías.

[26] Y pecaste con los hijos de Egipto vecinos tuyos, muy corpulentos, adorando sus innumerables ídolos, multiplicando así las idolatrías para irritarme.

[27] He aquí que yo extendí mi mano sobre ti, y te quité tus cosas sagradas, y te abandoné al arbitrio de las hijas o ciudades de los filisteos que te aborrecen, y se avergüenzan de tu malvado proceder.

[28] Pero tú, aún no estando saciada, has pecado con los hijos de los asirios, y ni después de tales idolatrías has quedado satisfecha.

[29] Y multiplicaste tus idolatrías en tierra de Canaán con los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.

[30] ¿Con qué podré yo limpiar tu corazón, dice el Señor Dios, haciendo tú todas estas cosas propias de una mujer ramera y descarada?

[31] Porque en cada encrucijada de camino o calle fabricaste tu burdel, y en toda plaza te hiciste un altar profano; y no fuiste como ramera que con el desdén aumenta el precio;

[32] sino como una mujer adúltera, que en vez del propio marido, convida a los extraños.

[33] A todas las otras rameras se les da paga; mas tú la has dado a todos tus amantes, y les hacías regalos, para que de todas partes viniesen a pecar contigo.

[34] Y ha sucedido en ti lo contrario de aquello que se acostumbra con las mujeres de mala vida; y no habrá después de ti fornicación semejante. Porque en haber tú dado la paga, en lugar de haberla recibido, has hecho todo lo contrario de lo que se acostumbra.

[35] Por tanto, ¡oh mujer pecadora!, he aquí lo que dice el Señor;

[36] así habla el Señor Dios: Pues has malgastado tu dinero, prostituyéndote a los ídolos, y has hecho pública tu ignominia en tus idolatrías con tus amantes y en la sangre de tus hijos, que has ofrecido a los ídolos de tus abominaciones,

[37] he aquí que yo reuniré a tus amantes, con quienes has pecado, y a todos tus queridos, y a todos los que habías aborrecido, y los reuniré contra ti de todas partes, y delante de ellos descubriré tu ignominia, y verán ellos toda tu torpeza;

[38] y te castigaré según las leyes que hay sobre adúlteras y sobre homicidas, y te quitaré la vida lleno de furor y de celos.

[39] Y te entregaré en poder de ellos, y ellos destruirán tu burdel, y demolerán tu ramería (la ciudad de Jerusalén ) y te desnudarán de tus vestidos, y robarán aquello que te embellecía, y te dejarán desnuda y llena de ignominia;

[40] y reunirán contra ti la muchedumbre, y te apedrearán y te atravesarán con sus espadas,

[41] y tus casas las entregarán a las llamas, y tomarán justa venganza de ti, a la vista de muchísimas mujeres o naciones; y tú cesarás de pecar, y nunca más darás pagas.

[42] Entonces cesará también mi indignación contra ti, y se acabarán los celos que me causaste, y quedaré quieto, y no me irritaré más.

[43] Por cuanto te olvidaste de los días de tu mocedad, y me provocaste con todas esas cosas; por lo mismo yo también he hecho que recaigan sobre ti los desórdenes de tu vida, dice el Señor Dios; y aún no te castigaré conforme merecen los delitos de todas tus abominaciones.

[44] Mira que todo el que profiere aquel proverbio común, te lo aplicará a ti, diciendo: De tal madre, tal hija.

[45] Verdaderamente que tú eres hija de tu madre, que abandonó a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos, cetea es tu madre y amorreo tu padre.

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No sois vosotros hijos de Abrahán.

[46] Tu hermana mayor es Samaria, con sus hijas, que habitan a tu izquierda; y Sodoma, con sus hijas, que habitan a la derecha, ésa es tu hermana menor.

[47] Pero tú no solamente no te has quedado atrás en seguir sus caminos e imitar sus maldades; sino que casi has sido más perversa que aquéllas en todos tus procederes.

[48] Juro yo, dice el Señor Dios, que no hizo Sodoma tu hermana, ella y sus hijas, lo que tú y tus hijas habéis hecho.

[49] He aquí cuál fue la maldad de Sodoma tu hermana: La soberbia, la hartura o gula, y la abundancia o lujo, y la ociosidad de ella y de sus hijas, y no socorrer al necesitado y al pobre.

[50] Y se engrieron, y cometieron abominaciones delante de mí, y yo las aniquilé como tú has visto.

[51] Y no cometió Samaria la mitad de los pecados que has cometido tú; sino que la has sobrepujado en tus maldades, y has hecho que pareciesen justas tus hermanas, a fuerza de tantas abominaciones como tú has cometido.

[52] Carga, pues, tú también con la ignominia, ya que en pecar has excedido a tus hermanas, obrando con mayor malicia que ellas, pues parangonadas contigo son ellas justas. Por eso confúndete tú también, y lleva sobre ti la ignominia tuya, tú que eres tan perversa que haces parecer buenas a tus hermanas.

[53] Mas yo las restableceré, haciendo que Sodoma vuelva del cautiverio junto con sus hijas, y haciendo volver del cautiverio a Samaria y las hijas suyas, y junto con ellas haré también volver a tus hijos llevados al cautiverio,

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Los amonitas y moabitas descienden de los sodomitas.

[54] para que esto te sirva de ignominia y te llenes de confusión por todo lo que hiciste, y les seas a ellas motivo de consuelo.

[55] Y tu hermana Sodoma y sus hijas volverán a su antiguo estado, y volverán al antiguo estado Samaria y sus hijas, y tú también y las hijas tuyas volveréis a vuestro primitivo estado.

[56] Tú, ¡oh Jerusalén !, en el tiempo de tu fausto jamás te dignaste tomar en boca a tu hermana Sodoma;

[57] antes que se descubriese tu malicia, como lo está ahora, y que tú fueses el escarnio de las hijas, (o ciudades) de Siria y de todas las hijas de los filisteos que tienes alrededor, y te rodean por todos lados.

[58] Tú has llevado el castigo de tu maldad, y quedado cubierta de ignominia, dice el Señor Dios.

[59] Porque así habla el Señor Dios: Yo te trataré a ti de este modo; pues tú despreciaste el juramento, e hiciste nulo el pacto.

[60] Con todo yo me acordaré aún del pacto hecho contigo en los días de tu mocedad, y haré revivir contigo la alianza sempiterna.

[61] Entonces te acordarás tú de tus desórdenes, y te avergonzarás, cuando recibas contigo a tus hermanas, mayores que tú, con las menores, y te las daré yo a ti en lugar de hijas; mas no en virtud de la antigua alianza contigo.

[62] Y renovaré contigo mi alianza, y reconocerás que soy yo el Señor,

[63] a fin de que te acuerdes de tus crímenes, y te confundas, y no te atrevas a abrir la boca de pura vergüenza, cuando yo me hubiere aplacado contigo, después de todas tus fechorías, dice el Señor Dios.

Ezequiel, 16