Eclesiástico, 47
[1] Después de esto floreció Natán, profeta, en tiempo de David. •
[2] Como la grasa de la víctima pacífica se separa de la carne, y es ofrecida al Señor, así fue David separado y escogido de entre los hijos de Israel. •
[3] En su juventud se burló de los leones, como si fuesen unos corderos, y otro tanto hizo con los osos, como si fuesen corderitos. •
[4] ¿No fue él quién mató al gigante, quitando así el oprobio de su nación? •
[5] Alzando la mano, derribó con la piedra de su honda al orgulloso Goliat.
[6] Porque él invocó al Señor Todopoderoso; el cual dio fuerza a su brazo para degollar a tan valiente campeón, y realzar los bríos de su nación. •
[7] Así le dio el Señor la gloria de haber muerto diez mil hombres, y lo hizo ilustre con sus bendiciones, y le dio una corona gloriosa. •
[8] Pues derrotó por todas partes a los enemigos, y exterminó hasta hoy día a los filisteos sus contrarios, quebrantando sus fuerzas para siempre. •
[9] En todas sus acciones dio gloria al santo y excelso Dios con palabras o himnos de suma alabanza. •
[10] Alabó al Señor con todo su corazón, y amó a Dios, su Creador; el cual le había armado de fortaleza contra los enemigos.
[11] Y estableció cantores enfrente del altar, y para sus cánticos les dio armoniosos tonos. •
1 Cro 23; 24; 25.
[12] Aumentó la majestad en la celebración de las solemnidades, y hasta el fin de su vida dio mayor magnificencia a las festividades de cada tiempo, haciendo que se alabase el Nombre santo del Señor, y se celebrase con salmos desde la madrugada la santidad de Dios. •
[13] Lo purificó el Señor de sus pecados, y ensalzó para siempre su poder, asegurándole con juramento la promesa del reino y el trono glorioso de Israel. •
[14] Le sucedió después el hijo sabio; y el Señor por amor del padre tuvo abatido el poder de sus enemigos. •
[15] El reinado de Salomón fue una época de paz, y le sometió Dios todos los enemigos; a fin de que fabricase un templo a su santo Nombre, y le preparase un eterno santuario. ¡Ah!, ¡cuán bien instruido fuiste en tu juventud, •
[16] y cómo estuviste lleno de sabiduría cual río caudaloso! Con ella descubrió tu alma los secretos de la tierra. •
1Rs. 4, 29-32; 10, 1.
[17] Y en tus parábolas, reuniste la explicación de muchos enigmas; llegó la fama de tu nombre hasta las islas o regiones más remotas, y fuiste amado en tu reinado de paz.
[18] Todas las gentes admiraron tus cánticos y proverbios, y las parábolas y las soluciones de los enigmas, •
[19] y la protección del Señor Dios, que se apellida el Dios de Israel.
[20] Tú reuniste oro en tanta abundancia como si fuera cobre, y amontonaste la plata como si fuese plomo. •
[21] Mas después te prostituiste a las mujeres extranjeras, y tuviste quien ejerciese dominio sobre ti. •
[22] Echaste un borrón a tu gloria, y profanaste tu linaje, provocando la ira de Dios sobre tus hijos, y llevando a tal extremo tu necedad, •
[23] que causaste la división del reino en dos partes, y que de Efraín saliese un reino de rebeldes. •
[24] Pero no se desprenderá Dios de su misericordia, y no trastornará ni destruirá sus obras, ni arrancará de raíz los nietos de David su escogido, ni extinguirá la descendencia de aquel varón amante del Señor. •
[25] Por eso dejó un residuo a Jacob , y a David un sucesor de su mismo linaje. •
[26] Al fin Salomón pasó a descansar con sus padres, •
[27] y dejó después de sí a Roboam, uno de los hijos, ejemplo de necedad para su nación, •
[28] y falto de prudencia, el cual con su mal consejo enajenó de sí el corazón del pueblo;
[29] y a Jeroboam, hijo de Nabat, que indujo a pecar a Israel, y enseñó el camino del pecado a Efraín, siendo causa de la grandísima inundación de sus vicios, •
[30] por los cuales fueron muchas veces arrojados de su país. •
[31] Porque Israel se entregó a toda suerte de maldades, hasta que descargó sobre ellos la venganza divina, que puso fin a todos sus pecados. •