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Eclesiástico, 35


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[1] El que observa la ley puede decirse que hace muchas oblaciones a Dios.

[2] Porque sacrificio de salud es guardar los mandamientos y alejarse de toda iniquidad.

[3] Y apartarse de la injusticia es como ofrecer un sacrificio de propiciación por las injusticias cometidas, y remover la pena merecida por los pecados.

[4] Tributa gracias a Dios el que le ofrece la flor de harina; así el que hace obras de misericordia le ofrece también un sacrificio.

[5] Lo que agrada al Señor es huir de la iniquidad; y la expiación de los pecados debe empezar por alejarse de la injusticia.

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Je. 7, 3; 26, 13.

[6] No comparezcas en la presencia del Señor con las manos vacías;

[7] porque todas estas cosas se hacen por mandamiento de Dios.

[8] La oblación del justo es como víctima escogida que engrasa el altar, y es un olor suave en la presencia del Altísimo.

[9] Grato es el sacrificio del justo, y no se olvidará de él el Señor.

[10] Da con alegre corazón gloria a Dios; y no disminuyas las primicias de tus fatigas.

[11] Todo lo que das, dalo con semblante alegre y consagra tus diezmos con regocijo.

[12] Retribuye al Altísimo a proporción de lo que te ha dado, y preséntale con alegría ofrendas, según tus facultades.

[13] Porque el Señor es remunerador, y te devolverá siete veces más.

[14] No le ofrezcas dones defectuosos; porque no le serán gratos.

[15] Y no cuentes para nada un sacrificio injusto; porque el Señor es juez, y no tiene miramiento a la dignidad de las personas.

[16] No hace el Señor diferencia de personas en perjuicio del pobre; y escucha las plegarias del injuriado.

[17] No desechará los ruegos del huérfano; ni tampoco a la viuda que le habla con sus suspiros.

[18] Las lágrimas de la viuda, que corren por sus mejillas, ¿no son por ventura otros tantos clamores contra aquel que se las hace derramar?

[19] Desde las mejillas suben hasta el cielo, y el Señor que la escucha no las verá sin irritarse.

[20] Quien adora o sirve a Dios con buena voluntad, será protegido, y su oración llegará hasta más allá de las nubes.

[21] La oración del humilde o afligido traspasará las nubes, y no reposará hasta acercarse al Altísimo; del cual no se apartará hasta cuando incline hacia él los ojos.

[22] Y el Señor no dará largas, sino que vengará a los justos, y hará justicia, y el fortísimo no sufrirá más a sus opresores, sino que con tribulaciones quebrantará su espinazo;

[23] y a las naciones les dará su merecido, hasta aniquilar la multitud de los soberbios, y desmenuzar los cetros de los inicuos;

[24] hasta dar el pago a los hombres según sus méritos, y conforme las obras de cada cual, y su presunción o soberbia;

[25] hasta que haya hecho justicia a su pueblo, y consolado con su misericordia a los justos.

[26] ¡Oh cuán amable es la misericordia de Dios en el tiempo de la tribulación! Es como las nubes que se deshacen en agua en tiempo de sequía.

Eclesiástico, 35