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Eclesiástico, 2


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[1] Hijo, entrando en el servicio de Dios, persevera firme en la justicia y en el temor, y prepara tu alma para la tentación.

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Mt. 4, 1.

[2] Humilla tu corazón y ten paciencia; inclina tus oídos y recibe los consejos prudentes, y no agites tu espíritu en tiempo de la oscuridad o tribulación.

[3] Aguarda con paciencia lo que esperas de Dios, estréchate con Dios, y ten paciencia, a fin de que en adelante sea más próspera tu vida.

[4] Acepta gustoso todo cuanto te enviare, y en medio de los dolores sufre con constancia, y lleva con paciencia tu abatimiento.

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Próspero o adverso. Job. 2, 10.

[5] Pues al modo que en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres gratos a Dios se prueban en la fragua de la tribulación.

[6] Confía en Dios, y él te sacará a salvo; y endereza tu camino, y espera en él; conserva tu temor hasta el fin de tus días.

[7] Vosotros los temerosos del Señor aguardad con paciencia su misericordia; y nunca os desviéis de él, para que no caigáis.

[8] Los que teméis al Señor creed o confiad en él; pues no se malogrará vuestro galardón.

[9] Los que teméis al Señor, esperad en él; que su misericordia vendrá a consolaros.

[10] Los que teméis al Señor, amadlo; y serán iluminados vuestros corazones.

[11] Contemplad, hijos, las generaciones de los hombres; y veréis cómo ninguno que confió en el Señor quedó burlado.

[12] Porque ¿quién perseveró en sus mandamientos que fuese desamparado? ¿O quién lo invocó que haya sido despreciado?

[13] Pues Dios es benigno y misericordioso, y el día de la tribulación perdonará los pecados; y es el protector de todos los que de veras le buscan.

[14] ¡Ay del que es de corazón doble, y de labios malvados, y de manos facinerosas; y del pecador que anda sobre la tierra por dos senderos!

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Nadie puede servir a dos señores, a Dios y al mundo. Mt. 6, 26.

[15] ¡Ay de los hombres de corazón flojo y tibio que no confían en Dios!, que por lo mismo, no serán de él protegidos.

[16] ¡Ay de los que pierden el sufrimiento, y abandonan los caminos rectos, y se van por sendas torcidas!

[17] ¿Qué harán cuando comience el Señor su juicio?

[18] Los que temen al Señor no serán desobedientes a su palabra; y los que le aman seguirán constantemente el camino del Señor.

[19] Los que temen al Señor inquirirán las cosas que les sean agradables; y aquellos que lo aman estarán penetrados de su santa ley.

[20] Los que temen al Señor prepararán sus corazones; y en la presencia de él sacrificarán sus almas.

[21] Los que temen al Señor guardan sus mandamientos; y conservan la paciencia hasta el día que los visite,

[22] diciendo entre sí: Si no hacemos penitencia, caeremos en las manos del Señor y no en manos de los hombres.

[23] Porque cuando él es grande, otro tanto es misericordioso.

Eclesiástico, 2