logo burning flame
homeEditions
logo burning flame

Eclesiástico, 11


add another edition

[1] La sabiduría ensalzará al humilde, y le dará asiento en medio de los magnates.

show note 1

Gn. 41, 40; Dn. 6, 3; Jn. 7, 18.

[2] No alabes al hombre por su bello aspecto, ni desprecies a nadie por su sola presencia exterior.

[3] Pequeña es la abeja entre los volátiles; mas su fruto es el primero en la dulzura.

[4] No te gloríes jamás por el traje de distinción que llevas, y no te engrías cuando te veas ensalzado en alto puesto; porque sólo las obras del Altísimo son las admirables, y gloriosas son ellas y ocultas, y nunca bien conocidas.

[5] Se sentaron en el trono muchos tiranos; y un hombre, en quien nadie pensaba, se ciñó la diadema.

[6] Al contrario, cayeron en gran ignominia muchos potentados; y los magnates fueron entregados como esclavos en poder de otros.

[7] A nadie reprendas antes de informarte; y habiéndote informado, reprenderás con justicia.

[8] Antes de haber escuchado no respondas palabra; y mientras otro habla, no lo interrumpas.

[9] No porfíes sobre cosa que no te importa nada; ni te unas con los pecadores para juzgar o censurar vidas ajenas.

[10] Hijo, no quieras abarcar muchos negocios; porque si te hicieras rico, no serás exento de culpa. Yendo tras muchas cosas, no llegarás a alcanzar ninguna; y por más diligencias que hagas, no podrás dar salida a todas.

[11] Hay hombre que, estando falto de piedad, trabaja y se afana, y se duele de no ser rico, y tanto menos se enriquece.

[12] Al contrario, hay otro lánguido y necesitado de amparo, muy falto de fuerzas y abundante de miseria, pero piadoso;

[13] y a éste Dios lo mira con ojos benignos, y lo alza de su abatimiento, y le hace levantar cabeza; de lo cual quedan muchos maravillados, y glorifican a Dios.

[14] De Dios vienen los bienes y los males, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza.

[15] De Dios son la sabiduría, y la disciplina, y la ciencia de la ley; y del mismo son la caridad, y las obras que hacen los buenos.

[16] El error y las tinieblas son connaturales a los pecadores: y los que se glorían en el mal, envejecen en la malicia.

[17] El don o la gracia de Dios permanece en los justos; e irá creciendo continuamente con feliz suceso.

[18] Hay quien se hace rico viviendo con escasez; y el único fruto que tiene por recompensa

[19] es decir: Yo he hallado mi reposo, y ahora comeré de mis bienes yo solo.

[20] Mas él no sabe cuánto tiempo le resta; y no piensa que se le acerca la muerte, y que todo lo ha de dejar a otros, y que él se morirá.

[21] Persiste constante en tu pacto, y de éste trata, y acaba tus días cumpliendo con aquello que te está mandado.

[22] No fijes tu consideración en las obras de los pecadores en su prosperidad; confía en Dios, y manténte en tu puesto,

[23] que fácil es a Dios enriquecer en un momento al pobre.

[24] La bendición de Dios apresura a recompensar al justo, y en breve tiempo lo hace crecer y fructificar.

[25] No digas: ¿Qué me queda ya que hacer?, ¿y qué bienes me vendrán en lo venidero?

[26] Tampoco digas: Me basto yo a mí mismo: ¿y qué mal puedo temer para en adelante?

[27] En los días buenos no te olvides de los días malos, y en el día malo acuérdate del día bueno.

[28] Porque fácil es a Dios el dar a cada uno en el día de la muerte el pago según sus obras.

[29] Una hora de mal hace olvidar los mayores deleites; y en el fin del hombre se manifiestan sus obras.

[30] No alabes a nadie antes de su muerte; porque al hombre se le ha de conocer en sus hijos.

[31] No introduzcas en tu casa toda suerte de personas; pues son muchas las asechanzas de los maliciosos.

[32] Porque así como un estómago fétido arroja regüeldos, y como la perdiz, por medio del reclamo, es conducida a la trampa, y la corza al lazo, así sucede con respecto al corazón del soberbio; el cual como de una atalaya está acechando la caída de su prójimo;

[33] y convirtiendo el bien en mal, está poniendo asechanzas; y pondrá tacha aun en los mismos varones escogidos.

[34] Por una chispa se levanta un incendio, y por un hombre doloso se vierte mucha sangre; porque el pecador pone asechanzas a la vida de sus hermanos.

[35] Guárdate del hombre corrompido, pues está fraguando males, no sea que te cubra de perpetua infamia.

[36] Si admites en tu casa al extranjero, idólatra y vicioso, te trastornará como torbellino, y te despojará aun de lo tuyo.

Eclesiástico, 11