Eclesiastés, 10
[1] Las moscas muertas en el perfume, donde han caído, echan a perder su fragancia; del mismo modo que una pequeña y momentánea imprudencia es mengua de la sabiduría y de la gloria más brillante. •
Un solo error puede echar a perder la obra de toda una vida. Dt. 1, 29.
[2] El corazón del sabio está siempre en su mano derecha para obrar rectamente; el cora-zón del insensato en su izquierda para obrar siniestramente. •
[3] Además el necio que va siguiendo su torcido camino, como él es un insensato, tiene por tales a todos los demás. •
[4] Si el espíritu del poderoso se alzare contra ti, no desampares tu puesto; porque tu vigilancia atajará pecados gravísimos. •
[5] Otro desorden hay, que vi debajo del sol, causado como por error del príncipe más que por malicia: •
[6] El tonto colocado en alta dignidad, y sentados en los puestos bajos de los ricos en prudencia y sabiduría. •
[7] Vi esclavos montados a caballo, y a príncipes andar a pie como si fuesen esclavos.
[8] Quien abre un hoyo para que caiga el prójimo, en él caerá; y quien destruye o daña el vallado, mordido será de la serpiente. •
[9] El que transporta piedras se lastimará con ellas; y quien raja leña, herido quedará de ella. •
[10] Si el hierro se embota, y no corta ya como antes, sino que ha perdido los filos, no sin mucho trabajo se afilará; así la sabiduría vendrá tras la industria o el trabajo. •
[11] El detractor oculto, es semejante a la serpiente, que muerde sin hacer ruido. •
[12] Las palabras de la boca del sabio salen llenas de gracia; los labios del insensato lo precipitarán. •
[13] Sus primeras palabras son una necedad, y un error pernicioso el remate de su habla.
[14] El tonto habla mucho. Ignora el hombre lo que pasó antes que naciese; y lo que sucederá después, ¿quién se lo podrá mostrar? •
[15] El fruto de las fatigas del necio será la aflicción; porque ni el camino sabe tan siquiera por dónde ir a la ciudad. •
[16] Desdichado de ti, oh país, cuyo rey es un niño que no sabe gobernar, y cuyos príncipes comen de mañana. •
Y pasan el día en diversiones. Is. 3, 4; 5, 11.
[17] Dichosa es la tierra cuyo rey es noble, cuyos príncipes comen a su tiempo, para sustentarse y no para echarse en los deleites. •
[18] Por pereza en retejar se desplomará la techumbre, y por flojedad en obrar será toda la casa una gotera. •
Condenación de la pereza. Pv. 20, 4; 21, 5.
[19] Se sirven aquéllos de los manjares y bebidas para reír y banquetear; pues todo obedece al dinero. •
[20] Tú no murmures al rey, ni aun por pensamiento, ni hables mal del rico en el interior de tu gabinete: porque las mismas aves del cielo llevarán tus palabras, y los pájaros publicarán cuanto has dicho. •