Deuteronomio, 28
[1] Pero si oyeres la voz del Señor tu Dios, practicando y guardando todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, el Señor Dios tuyo te ensalzará sobre todas las naciones que pueblan la tierra. •
[2] Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones con tal que obedezcas sus preceptos. •
Lev 26.
[3] Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo. •
[4] Bendito el fruto de tu vientre y benditos los frutos de tu tierra, y benditas las crías de tus jumentos, las majadas de tus vacas, y los apriscos de tus ovejas. •
Los que de ti nacerán. A este pasaje parece que aludió Santa Isabel cuando dijo a la Virgen María: Bendito el fruto de tu vientre. Lc. 1, 42.
[5] Benditos tus graneros, y benditos los repuestos de tus frutos. •
[6] Bendito serás en todas tus acciones desde el principio hasta el fin. •
[7] El Señor pondrá derribados a tus pies los enemigos que se levantaren contra ti: por un camino vendrán a acometerte, y por siete huirán de tu vista. •
[8] Echará el Señor su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pongas tu mano; te bendecirá en la tierra que de él habrás recibido.
[9] El Señor te constituirá por pueblo santo suyo, conforme te lo ha jurado; con tal que observes los mandamientos de tu Señor Dios, y sigas sus caminos.
[10] Y verán todos los pueblos de la tierra que eres llamado con verdad Pueblo de Dios; y te respetarán. •
[11] El Señor te colmará de todos los bienes, multiplicando el fruto de tu vientre, el fruto de tus ganados y el fruto de tu tierra, la cual prometió el Señor con juramento a tus padres que te la daría.
[12] Abrirá el Señor su tesoro riquísimo, a saber, el cielo para dar las lluvias a tu tierra en sus tiempos, y echará la bendición sobre todas las obras de tus manos. De suerte que tú prestarás a muchas gentes, y de nadie tomarás prestado. •
[13] El Señor te pondrá siempre a la cabeza de los pueblos, y no detrás de ellos, y estarás siempre encima, y no debajo; con tal que obedez-cas los mandamientos del Señor Dios tuyo, que te prescribo yo en este día, y los guardes y cumplas, •
[14] sin desviarte de ellos ni a la diestra ni a la siniestra, y no sigas ni adores dioses ajenos.
[15] Pero si no quisieres escuchar la voz de tu Señor Dios, observando y practicando todos sus mandamientos y las ceremonias que hoy te prescribo, vendrán sobre ti, y te alcanzarán todas estas maldiciones. •
[16] Maldito serás en la ciudad, y maldito en el campo.
[17] Maldito tu granero, y malditos tus repuestos de frutos.
[18] Maldito el fruto de tu vientre, y los frutos de tu tierra, tus vacadas, y los rebaños de tus ovejas.
[19] Maldito serás en todas tus acciones desde el principio hasta el fin de ellas.
[20] Enviará el Señor sobre ti hambre y necesidad, y echará la maldición sobre cuanto obrares y pusieres tus manos; hasta desmenuzarte y acabar contigo en poco tiempo, por causa de tus perversísimas acciones, por las cuales le habrás abandonado. •
[21] Hará el Señor que se te pegue la peste, hasta que acabe contigo, en la tierra en cuya posesión entrarás.
[22] El Señor te castigará con la carestía, con la calentura y el frío, con el ardor y la sequedad, con la corrupción del aire y la langosta, y te perseguirá hasta que perezcas. •
[23] Se volverá de bronce el cielo que te cubre, y de hierro la tierra que pisas. •
[24] El Señor dará a tu tierra polvo en vez de lluvia, y descenderá del cielo ceniza sobre ti, hasta que quedes reducido a la nada. •
[25] El Señor te hará caer postrado a los pies de tus enemigos. Por un camino irás a pelear contra ellos, y no hallarás bastantes sendas por donde huir; y serás dispersado por todos los reinos de la tierra. •
[26] Tus cadáveres servirán de pasto a todas las aves del cielo y bestias de la tierra sin que nadie cuide de ahuyentarlas. •
[27] Te herirá el Señor con las úlceras y plagas de Egipto, y también con sarna y comezón; de tal manera que no tengas cura. •
[28] Te castigará el Señor con la locura o delirio, con la ceguedad y confusión; •
[29] de suerte que andarás a tientas en medio del día como suele andar un ciego rodeado de tinieblas; y así no acertarás en ninguna cosa que emprendas. Y en todo tiempo tendrás que sufrir calumnias, y serás oprimido por la fuerza sin tener quien te libre. •
[30] Tomarás mujer, y otro la gozará. Edificarás casa, y no la podrás habitar. Plantarás viña, y no la vendimiarás. •
[31] Será degollado tu buey delante de ti, y no comerás de él. A tus ojos será robado tu asno, y no te lo restituirán; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, sin que haya quien te valga. •
[32] Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblo extraño, viéndolo tus ojos y consumiéndose con la continua vista de su miseria, sin haber fuerza en tu mano para librarlos. •
[33] Los frutos de tu tierra y de todas tus fatigas se los comerá un pueblo desconocido para ti; y estarás sufriendo continuamente calumnias y abrumado todos los días •
[34] y quedarás despavorido por el terror de las cosas que verán tus ojos. •
[35] Te herirá el Señor con úlceras malignísimas en las rodillas y en las pantorrillas, y de un mal incurable desde la planta del pie hasta la coronilla.
[36] El Señor te transportará con tu rey, que habrás establecido sobre ti, a una nación que ni conoces tú, ni tus padres, en donde servirás a dioses extraños, al leño y a la piedra. •
[37] Y andarás perdido, siendo el juguete y la fábula de todos los pueblos a donde te llevará el Señor. •
[38] Echarás mucha simiente en la tierra y cogerás poco; porque las langostas lo devorarán todo. •
[39] Plantarás una viña, y la cavarás; mas no beberás vino, ni cogerás nada de ella; porque los gusanos la roerán.
[40] Tendrás olivares en todos tus términos, y no te darán ni aun aceite con que ungirte, porque se caerán las aceitunas y se pudrirán.
[41] Tendrás hijos e hijas, y no gozarás el placer de poseerlos, porque serán llevados cautivos.
[42] La langosta consumirá todos tus árboles y los frutos de tu tierra. •
[43] El extranjero que vive contigo en la tierra te sobrepujará y se alzará sobre ti; y tú caerás y estarás debajo de él. •
[44] El te prestará y tú no podrás prestarle: él estará siempre a la cabeza, y tú ocuparás el ínfimo lugar. •
[45] Todas estas maldiciones caerán sobre ti, y te oprimirán hasta que del todo perezcas: porque no escuchaste la voz del Señor tu Dios, ni observaste sus mandamientos y las ceremonias que te ha ordenado.
[46] Y así en ti como en tu descendencia estarán viéndose siempre señales y prodigios de la cólera de Dios, •
El estado de la nación judaica es el otro prodigio que durará hasta cuando, al llegar el tiempo señalado por Dios, reconozcan al Mesías. Rm. 11, 23-27.
[47] por no haber servido al Señor Dios tuyo con gozo y alegría de corazón, habiéndote colmado de toda suerte de bienes. •
[48] Serás hecho esclavo de un enemigo que conducirá el Señor contra ti, le servirás con hambre y sed, y desnudez, y todo género de miserias; y pondrá un yugo de hierro sobre tu cerviz, hasta que te aniquile.
[49] Desde un país remoto, del cabo del mundo hará venir el Señor contra ti, con la rapidez que vuela el águila, y se echa impetuosamente sobre la presa una nación cuya lengua no podrás entender: •
[50] gente sumamente fiera y procaz, que no tendrá respeto al anciano, ni compasión del niño; •
[51] y que devorará las crías de tus ganados, y los frutos de tus cosechas, de suerte que perezcas; pues no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni manadas de vacas, ni rebaños de ovejas; hasta que te destruya. •
[52] y aniquile enteramente en todas tus ciudades, y queden arruinados en toda tu tierra esos altos y fuertes muros en que ponías tu confianza. Quedarás sitiado dentro de las ciudades en todo el país que te dará el Señor Dios tuyo;
[53] y llegarás al extremo de comer el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que te hubiere dado el Señor Dios, por la estrechura y desolación a que te reducirá tu enemigo. •
Profecía del sitio de Jerusalén por Nabucodonosor y su desolación por los romanos. Ba. 2, 3; Lm. 4, 10; 2Rs. 6, 28.
[54] El hombre más delicado y más regalón de tu pueblo, mirará mal a su hermano, y a su esposa misma que duerme en su seno, •
[55] para no darles de la carne de sus hijos, que comerá por no hallar otra cosa durante el sitio, y en la necesidad extrema con que te aniquilarán tus enemigos dentro de todas tus ciudades. •
[56] La mujer tierna y delicada, que no sabía dar un paso, ni asentar la planta del pie sobre la tierra por su demasiada delicadeza y sensibilidad, no querrá dar a su mismo amado esposo parte de las carnes del hijo y de la hija, •
[57] ni de las secundinas, o masa inmunda que sale de su vientre, ni del niño que ha nacido en aquel mismo punto: porque se comerá todo esto a escondidas, por falta de toda otra cosa con que resistir a una hambre tan cruel, durante el cerco y devastación con que te apurará tu enemigo dentro de tus ciudades. •
[58] Si no guardares y cumplieres todas las palabras de esta ley, que van escritas en este volumen, y si no temieres aquel nombre glorioso y terrible, quiero decir, al Señor Dios tuyo,
[59] el Señor acrecentará tus plagas y las de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, enfermedades malignas e incurables; •
[60] y arrojará sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto te horrorizaron, las cuales se apegaron a ti estrechamente.
[61] Además de esto enviará el Señor sobre ti todas las dolencias y llagas, que no están escritas en el libro de esta ley, hasta aniquilarte.
[62] Y quedaréis en corto número los que antes igualabais en multitud a las estrellas del cielo; porque no has obedecido, ¡oh Israel!, a la voz del Señor Dios tuyo.
[63] Y así como en otros tiempos se complació el Señor en haceros bien y multiplicaros, así se gozará en abatiros y arrastraros; para que seáis exterminados de la tierra en cuya posesión vais a entrar.
Dios se complace en su justicia, que exige el castigo del pecador obstinado.
[64] El Señor te desparramará, ¡oh Israel!, por todos los pueblos desde un cabo del mundo al otro; y allí servirás a dioses ajenos que ni tú, ni tus padres conocisteis, a dioses de palo y de piedra.
[65] Aun allí entre aquellas gentes no lograrás descanso, ni podrás asentar el pie, porque el Señor te dará allí un corazón espantadizo, y ojos desfallecidos, y una alma consumida de tristeza. •
[66] Y estará tu vida como pendiente delante de ti. Temerás de noche y de día, y no confiarás de tu vida. •
Tendrás tu vida colgada de un hilo, temiendo perderla a cada instante.
[67] Por la mañana dirás: ¿Quién me diera llegar a la tarde? Y por la tarde: ¿Quién me diera llegar a la mañana? Tan aterrado y despavorido estará vuestro corazón, y tan horribles serán las cosas que sucederán a vuestros ojos.
[68] El Señor te volverá a llevar en navíos a Egipto, después que te dijo que no volvieras más a ver aquel camino. Allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos, y por esclavas vuestras mujeres, y aun no habrá quien quiera compraros. •
Cuando los caldeos asolaron la Judea, muchos judíos pasaron a Egipto.